Covid: una oportunidad para nosotros y nuestras empresas
Nuestras empresas, casi sin excepción, están recibiendo el impacto del Covid-19 y de las medidas que el Gobierno ha adoptado para controlar la pandemia; el comercio ha cerrado o está a medio gas, los que trabajamos en oficinas estamos teletrabajando y en muchos casos el negocio ha bajado, las profesiones de contacto personal han interrumpido su actividad, hay empresas que han visto cómo su facturación ha descendido más de un 90%…; solo en el mes de marzo el número de desempleados ha crecido en 300.000 personas, por no hablar de los 600.000 que han visto cómo se suspendían sus contratos o se reducían sus jornadas a través de ertes.
Ante esta situación, podemos estar desconcertados, desanimados, enfadados, superados… y tristes, o incluso desesperados. ¿Qué nos permite salir de ahí? De Luigi Giussani, sacerdote italiano fundador del movimiento eclesial Comunión y Liberación, hemos aprendido un método: la solución de los problemas que la vida nos pone delante todos los días “no llega afrontando directamente los problemas, sino profundizando en la naturaleza del sujeto que los afronta”. Esto quiere decir que afrontar los problemas que cada uno de nosotros tiene hace posible conocernos a nosotros mismos y nuestra vocación, que es única e irrepetible.
Nuestros socios están viviendo experiencias sumamente interesantes, de las que surgen unas primeras hipótesis sobre cómo afrontar la situación. A pesar de la dureza del momento puede ser una oportunidad histórica para aprender de lo que está pasando, para volver al por qué trabajamos, por qué hacemos empresa. Tenemos necesidad de compartir la propia experiencia con otros, de plantear preguntas y de conocer qué están haciendo los demás.
Hay algunos cambios que no tienen marcha atrás. El teletrabajo ha llegado para quedarse. Tiene dificultades porque ahora en casa estamos todos. Hay interrupciones constantes, horarios interminables, desorganización… En el teletrabajo hay una oportunidad, pero estableciendo un ritmo, un orden y utilizando aún más la delegación como instrumento de gestión, lo que implica la necesidad de fiarnos más unos de otros. Esta situación ha roto barreras entre los compañeros. Nos hemos introducido en casa de los demás, el trabajo y la vida privada no están separados y es más fácil encontrarnos a nivel personal. Aun así, el contacto directo sigue siendo necesario.
El sector social vuelve a adquirir protagonismo. Nuestros socios del sector sin ánimo de lucro ven multiplicarse el número de personas que acuden a pedir ayuda, no solo entre la población inmigrante, habitualmente más vulnerable, también entre los españoles. Es urgente saber qué podemos hacer por todos los que pierden su trabajo.