Constitucional nos gusta
Podemos se enfada y rompe las negociones con el PSOE. A lo mejor, a lo peor para ellos, en algún momento se creyeron que el documento imposible que presentaron para provocar nuevas elecciones tenía alguna posibilidad de servir de fundamento para un Gobierno real. Con sus 96.000 millones de aumento de gasto, con su subida descomunal de impuestos, con su referéndum catalán, con su CNI para Pablo Iglesias y, por supuesto, con dos huevos duros. En cualquier caso, buena noticia.
La cosa de Sánchez no va de conseguir la investidura. Salvo extrañísima carambola no habrá abstención del PP. Salvo improbable conjunción de los astros, de momento felizmente descartada, era muy difícil sumar abstenciones y votos positivos de Podemos, sus confluencias, lo que queda de IU, PNV e independentistas catalanes. La cosa de Sánchez va de dónde se sitúa el PSOE ahora que el partido de Pablo Iglesias le disputa el espacio. Y el acuerdo con Ciudadanos lo ha dejado plenamente constitucional, olvidado de los disparates secesionistas, racionalmente europeo y realista en economía. En onda felipista. Ni tan mal. No vale poner el grito en cielo cuando los socialistas son zapateristas o tiran al monte y encoger el gesto cuando vuelven a la ortodoxia socialdemócrata.
Lo firmado con el partido de Rivera no es un acuerdo de legislatura. Ya lo sabemos. Son cuatro asuntos interesantes, pero muy limitados, que permiten escenificar la sintonía en torno a la Constitución del 78. Pues eso. Y ahora a seguir barajando. Que si esto ha sido posible, a lo mejor también se encuentra una fórmula para que el compromiso sea a tres. Si se consigue, bien empleado habrá estado el tiempo sin Gobierno o incluso el que requieran unas nuevas elecciones. Constitucional nos gusta la izquierda.