Con Vox, cerveza y agua de limón

A mí todos los hombres de Vox me gustan. Bueno, casi todos porque hay un ex ministro que lleva siendo ´ex´ treinta años y que es demasiado acabadito y esos nunca fueron mi tipo.
Me gusta Vidal-Quadras con esa voz quebrada y perdida, llena de misterio. Los chicos de ahora se matan en el gimnasio porque no saben que siempre se nos ha ganado por el oído y no por la vista. Unas palabras bien dichas, un susurro en el momento justo, un buen halago y dos zalamerías, pues que cae una rendida, mucho más que con los músculos y las tabletas que es cosa muy ordinaria. Y si encima quien te habla es un maduro con el ímpetu posado y con cultura, para qué quieres más. Quadras es la pasión serena.
¿Y qué voy a decir de Ortega Lara? Un santo. Mira que el otro día Pedro J. lo quiso utilizar en la entrevista que le hizo en El Mundo. Porque éste aunque se ha ido de director sigue enredando, que parece que no se cansa y que se le ha quedado la obsesión con Rajoy. Pero nada, oye. Ni por esas. Ortega Lara contó lo del secuestro, lo de que le pedía a Dios que se lo llevara. Y se te saltan las lágrimas. Como si fuera salido de la Biblia.
Por gustarme me gusta hasta Santi Abascal, que sí, que es menos pulidito, más rudo. Pero al chaval se le ve con ímpetu y una también tiene su lado canalla y a éste se le ve sanote y primario.
Lo dicho, que me gustan casi todos. Pero vamos a ver, una cosa es que me gusten y otra es que los vaya a llevar al altar, que se parece mucho a lo de votar. Tú te puedes pasear con quien te dé la gana, incluso tomarte unas cervezas o agua de limón. Pero a estas alturas ya sabe una la diferencia entre un fiebrón –que sí, que todas somos humanas, no hay por qué disculparse– y las cosas de comer.
Que me digan a mí. Ponte en lo mejor. El de la voz quebrada sale y otra vez al Parlamento Europeo y se mete en el Grupo Popular. O sea que para volver a donde estaba, pues que vaya vuelta. Ya lo tenemos allí. Y a lo mejor el Quadras habla dos veces o tres y saca un pepino como el que sacó el de Rosa Díez. Y habla de la unidad de España y del terrorismo. Y le queda muy bonito. Y ya está. Pues no mujer, no. Porque ni la unidad de España ni el terrorismo son todo, que en lo demás no sabemos muy bien qué piensa. Y además si una se toma la molestia de votar es para que decidan de verdad, para que hagan política, no para que les quede aparente. Me gustan los pintones, pero solo para darle una alegría al ojo, para lo serio prefiero a los que cuentan, aunque sea solo un poco.