Con Gallardón ha llegado la política

El Gallardón que coqueteaba con la izquierda, que tenía como amigos a los chicos de Prisa, que pasaba horas de ocio en la finca de Polanco, ha prometido poner en marcha una serie de reformas que pueden cambiar muchas cosas: ley del menor, elección de los miembros del CGPJ por los propios jueces, contrarreforma de la ley del aborto y algo parecido a la cadena perpetua, eso sí, revisable. Gallardón en realidad, por mucho que algunos se empeñen, tanto en la Comunidad de Madrid como en el Ayuntamiento hizo la clásica política de centro-derecha: se dedicó a las infraestructuras.
El Ministerio de Justicia le permitiría, si quisiera, contrarrestar la herencia radical de Zapatero en un aspecto tan esencial como es el de la tutela de la vida, algo que ni "los ministros sociales" ni el entorno de Moncloa se atreven a hacer. En la comparecencia del miércoles habló de recuperar la jurisprudencia del Constitucional del 85. No dijo que la actual ley, que en realidad es una ley de aborto libre, vaya a ser sustituida por una ley con algunos supuestos excepcionales como era la de Felipe González. Pero defendió la sentencia del Tribunal Constitucional del 85 en la que se dejó claro que el derecho a la vida no era cuestionable. Veremos en qué para el asunto. Gallardón llega con ganas de hacer mucha política y sin complejo alguno. Menos mal, hacía días que estábamos esperando algo así.