´Ciudadanos debe despejar algunas incógnitas´
A pesar de las bajas expectativas electorales el Partido Popular se muestra incapaz de reaccionar; enfangado en la gestión económica parece no ver más allá. Por el camino el PP se ha dejado algunos de sus ideales, lo cual ha desilusionado a muchos de sus votantes incluido a Aznar: la relación con las víctimas del terrorismo se ha enrarecido, ley del aborto, han subido los impuestos, los casos de corrupción, la inacción frente al desafío independentista… ¿Qué valoración hace de la legislatura actual que está a punto de acabar? ¿Hacia dónde va este PP? ¿Quién o quiénes podrían liderar una renovación dentro del partido?
Creo que una valoración global de la legislatura debe enfatizar dos elementos. Por una parte, el hecho de que el gobierno de Rajoy ha tenido éxito al afrontar la crisis económica. Podría haberlo hecho de una manera diferente en los detalles, aunque no en los objetivos, pero eso no impide reconocer que éstos, pese a su enorme dificultad, han sido alcanzados.
Por otro lado, Rajoy ha eludido cambios institucionales en el terreno político que seguramente eran necesarios. En especial, hay dos problemas que se han quedado sin resolver: uno es el territorial y el otro es el final de ETA. Creo que, en ambos, podría haberse avanzado. Pero no se ha hecho. En el tema territorial, la cuestión fundamental es la de Cataluña. Creo que el gobierno abandonó la iniciativa política bajo la idea de que los nacionalistas no se atreverían a plantear la secesión a plazo fijo. En esto Rajoy se ha equivocado y las consecuencias aún están por ver. En todo caso el problema es ahora más grave que al comienzo de la legislatura.
En cuanto a ETA, la política seguida por el gobierno, con el ministro Fernández como principal actor, ha dado continuidad al diseño que planteó Rubalcaba en su etapa de Interior; un diseño que se inscribe en el horizonte conceptual del Pacto de Ajuria Enea y que, de acuerdo con éste, concluiría con el final negociado de la organización terrorista. Fernández Díaz no ha sabido salir de ese planteamiento conceptual y por ello, aun cuando se ha mantenido en un nivel alto la represión de ETA, no se ha podido progresar en su derrota política.
Pero no nos equivoquemos. El PP no está electoralmente vencido y Rajoy no es un cadáver político. El PP podría vencer en las próximas elecciones. Los sondeos electorales así lo indican. Si esta hipótesis se diera en los términos que esos sondeos señalan, o sea, perdiendo la mayoría absoluta, me parece que lo razonable es pensar que Rajoy se convierta en un empresario de la política capaz de negociar y acordar un abanico de pactos que reconduzcan la situación actual hacia una mayor estabilidad. Por tanto, en este momento no visualizo ningún relevo, aunque haya mucho cacareo entre los dirigentes del PP que pueden acabar perdiendo su puesto.
Respecto a Ciudadanos es justo reconocer que han aportado un “aire fresco” pero tienen el inconveniente de su inexperiencia. ¿Cuál es su techo? ¿Un crecimiento excesivamente rápido podría ser contraproducente?
Ciudadanos está en alza. Lo que señalan las encuestas es que empieza a recuperar el terreno que perdió después de las elecciones autonómicas. No hay ningún dato que avale la hipótesis de que pudiera vencer en votos al PSOE o al PP, aunque les reste a éstos una parte de su electorado. Seguramente Ciudadanos va a ser una fuerza política relevante en la próxima legislatura al convertirse en el apoyo fundamental del partido que gobierne. Pero para ello debería despejar algunas incógnitas, en especial la de si está dispuesto a dar apoyo a un partido que no gane las elecciones. Esta duda puede acarrarle una pérdida de electores.
El Partido Socialista ofrece dudas por su ambigüedad en muchos temas esenciales. En el mismo partido parece haber diferentes corrientes y pactar con Podemos parece una tentación irresistible. ¿Cómo ve el futuro próximo de los socialistas españoles?
Veo al PSOE desnortado, con un liderazgo débil y con una carencia ideológica muy fuerte. En estas circunstancias la confianza que puede inspirar para afrontar los retos económicos, territoriales y de gobierno, en general, es débil. Por eso no logra repuntar en las estimaciones de voto que se derivan de las encuestas. Además tiene un problema grave de liderazgo, pues Pedro Sánchez no deja de ser un Secretario General interino a la espera del resultado electoral. De ahí la tentación de apoyarse en Podemos y en otras fuerzas de izquierda revolucionaria, además de en los nacionalistas, para formar gobierno. Esta ha sido la experiencia después de las elecciones municipales y regionales; y este va a ser el planteamiento político principal después de las generales. Auguro que, si esta hipótesis se concreta, entraremos en un período de fuerte inestabilidad política y seguramente económica.
La política española en los últimos años ha estado dominada por una incapacidad para poder hacer un diálogo constructivo entre los partidos. En un editorial de este periódico a raíz de las elecciones en Cataluña se afirmaba: “Las diferentes opciones ideológicas nacen de un terreno poco explorado: el deseo de justicia, el deseo de realización personal, el deseo de un país más humano, el deseo de recuperar la tradición o de crear algo nuevo. Esos deseos se convierten en posiciones rígidas, incluso violentas, cuando se cristalizan y se convierten en sistemas cerrados. Eso es lo que hace considerar al que piensa de un modo diferente como un enemigo […] Solo se puede retomar la conversación si esta se sitúa en el mencionado nivel del deseo, no en la forma imaginada para que se cumpla”. ¿Qué opinión le merece esta afirmación?
Estoy básicamente de acuerdo con la idea que expresa el editorial. Necesitamos rehacer los puentes de diálogo y reconstruir los consensos en los que se puede identificar la mayor parte de la sociedad, abandonando la tentación de los extremismos que propugnan la ruptura del sistema político. El reformismo debe ser eso: la búsqueda de una identidad y unas instituciones que no sólo resuelvan los problemas, sino que permitan a los ciudadanos identificarse con un proyecto nacional.