Chávez: `No tengo sucesor`
Los partidarios de Chávez rechazan su maridaje con Fidel Castro, según lo demuestran todas las encuestas, que igualmente recogen el malestar creciente de la población por los regalos a gobiernos de otros países. Ambos aspectos son duramente criticados por los sectores disidentes y los han convertido en mensaje clave de la campaña electoral, con gran aceptación popular, pues el común no entiende que se destine dinero a resolver problemas en el extranjero siendo que existen tantos en el país. Seguramente ello influyó en la impresionante demostración de fortaleza de la disidencia, en recientes primarias para elegir candidatos a los comicios de septiembre. La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) logró entendimientos sobre candidatos únicos en la mayoría de las fórmulas a presentar, y organizó primarias en 15 circuitos, a exigencia de aspirantes.
Clara referencia sobre la fuerza opositora fueron las primarias de la Región Capital. El cierre se debió prorrogar dos horas, pues se mantenían largas filas de votantes. Lo novedoso es el resultado en el oeste de la ciudad, tradicionalmente chavista, donde la concurrencia, como en el este, también respondió masivamente a la convocatoria. El fenómeno de Caracas se repitió en las grandes ciudades del interior donde se realizaron primarias.
Chávez acusó el golpe. Esa misma noche, hablando en el Congreso del PSUV, puso en duda la participación anunciada por la MUD, "pero no debemos desestimar a los escuálidos, tienen el apoyo de la burguesía y de EE.UU., lo cual significa mucho dinero para su campaña". Agregó: "Tenemos que dar una batalla sin cuartel, pues es indispensable conservar al menos dos tercios de la Asamblea". Uno de los líderes opositores manifestó que está clara la posibilidad de obtener mayoría absoluta en la AN, cuando el propio Chávez les reconoce "al menos" un tercio.
Si efectivamente en septiembre hay elecciones para la AN, los sectores contrarios a Chávez podrían ganar la mayoría. Premisa aceptable si en Venezuela funcionara la democracia, si el régimen acatara la Constitución, hubiese un árbitro imparcial, unidad efectiva de la oposición y respeto a los derechos políticos de los ciudadanos. Una Asamblea Nacional (AN) con mayoría no chavista cambiaría radicalmente el escenario, simplemente haciendo valer las normas constitucionales. Chávez seguiría en la presidencia hasta el 2012 pero sometido a estrictos controles administrativos y jurisdiccionales.
El reciente Congreso del PSUV fue un testimonio del proyecto continuista e ilimitado de Chávez. En ese Congreso, que lo eligió por unanimidad presidente del Partido, en el discurso de clausura expresó: "Todavía hago falta. Acepto la presidencia y ustedes me eligen porque saben que en la revolución bolivariana no hay cabida para la coexistencia con los enemigos". Sus seguidores coreaban: "Con Chávez todo, sin Chávez nada". En rueda de prensa desde Brasil, ante la pregunta de cuándo entregaría su puesto, respondió: "No lo tengo previsto, no tengo sucesor a la vista".
Chávez parece no darse cuenta que en Venezuela hay una vigorosa voluntad de cambio, que el país, incluida buena parte de los sectores que lo apoyaban, constituye ahora una masa crítica que se puso en movimiento para reclamar derechos civiles, eficiencia y honestidad en la administración pública, y una rectificación del rumbo hacia el modelo comunista en que Chávez se empeña. El país ha experimentado con Chávez el militarismo populista. Nada inédito. Lo precedieron Vargas en Brasil, Perón en Argentina, Pinochet en Chile, Velazco Alvarado en Perú, Rojas Pinilla en Colombia. Chávez, en alguna medida los imita. Quizás olvida el final que tuvieron.