Cerca de 1.500 kilos a fondo perdido para un Banco

El Banco de Solidaridad organizó el pasado sábado 18 de febrero su Iª Jornada de Recogida de Alimentos. Se trataba de una propuesta sencilla: decenas de voluntarios pidieron en algunos supermercados a las personas que se acercaron a hacer la compra que donaran alimentos no perecederos para el Banco; el resultado material: reservas suficientes para asistir a las familias beneficiarias del BdS durante los dos o tres próximos meses.
Quien pasara el día en una de estas tiendas podría pensar que se había convertido en un actor-espectador de un sainete o de una comedia de situación: la sorpresa de los trabajadores de los supermercados; el extranjero que fue a por dos garrafas de agua y salió con una bolsa para el Banco afirmando: "10 euros es poco dinero, pero mucha comida", los adolescentes que descubrieron que con 80 céntimos se puede aportar un paquete de azúcar, la rapera que iba a por birras y pasó por caja con dos litronas y medio kilo de pasta; el olvidadizo que bajó dos veces al súper para completar su compra y cada vez que bajó donó; la abuela con problemas de vista que se lleva a la voluntaria de la mano para que le ayude a hacer su compra y donación y un largo etcétera de los de verdad. Y sin embargo, todas estas imágenes simpáticas no hacían parte de una comedia, sino del increíble deseo de ayudar que tiene tanta gente al ver que seguimos sin salir de esta. No era fácil parar a los compradores para explicarles en qué consistía la Jornada, ¡ lo entendían sin palabras!; veían que se estaba recogiendo alimentos para los más necesitados y llevaban tiempo queriendo hacer algo por toda esa gente que desde hace años sufren la crisis de una manera indescriptible. Son conscientes – en mayor o menor medida – de que su destino está ligado al de todos; por eso, al ver a los voluntarios del BdS con sus petos amarillos y el logo del abrazo, sintieron un cierto alivio porque alguien les facilitaba concretar su deseo de solidaridad. Y a su vez, los compradores posibilitaron la misma experiencia a los del peto; no es de extrañar que uno de ellos (de los del peto) pasara la mañana exclamando: "¡ Pero, qué buena idea es esta Jornada!"
Desde hace años, algunos colaboradores del Banco llevan alimentos mensualmente a familias que se han convertido en pobres recientemente. Esos mismos colaboradores ahora también tienen la suerte de conocer a un torrente de donantes que viven la crisis con menos problemas que esas familias, pero con la misma humanidad.
El jueves 16 de febrero, se presentó en Madrid la nueva edición del libro "Los Orígenes de la Pretensión Cristina" de Luigi Giussani; en ella, Julián Carrón preguntó "¿Qué se produce cuando me sucede el acontecimiento cristiano?", y a continuación contestó: " El florecimiento de lo humano". Este florecimiento es el origen y la vocación cotidiana del joven Banco de Solidaridad; quien no lo crea, que le pregunte a los supermercados, donantes y voluntarios del sábado pasado.