CEPAL y OIT: actualidad de la economía y el empleo en América Latina
Señales de alerta y la confirmación de estar definitivamente `globalizados` son las conclusiones del anual `Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2014` publicado la semana pasada por la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe).
Del contenido del estudio, surge que los términos de intercambio de los países de la región se deterioraron por tercer año consecutivo, lo que significa que las importaciones crecen más que las exportaciones tanto en volumen como en precio, aunque de este proceso se encuentran excluidos los países centroamericanos, que en conjunto muestran una balanza comercial favorable.
El `viento de cola` que empujó en general a las economías latinoamericanas, ya no sopla con tanta fuerza: las exportaciones habían crecido en valor un 23,5% en 2011; un 1,6% en 2012 y un 0,2% en 2013, mientras las importaciones aumentaron un 21,7% en 2011 y un 3% en 2012 y 2013.
Para la CEPAL, la débil evolución del comercio exterior regional responde a un bajo dinamismo de la demanda externa de algunos de sus principales mercados, especialmente la Unión Europea y a una caída importante del comercio intrarregional. Todo ello como consecuencia del deterioro de las perspectivas de la economía mundial, que han sido revisadas varias veces a la baja y que tendría una expansión nula o muy modesta respecto de 2013.
Según los datos disponibles al segundo semestre, señaló CEPAL, la zona euro rondaría peligrosamente una nueva recesión, lo que estaría teniendo un fuerte impacto en el comercio con Latinoamérica, tanto en bienes como servicios y materias primas no agrícolas. La baja en las exportaciones desde Europa a China habría tenido repercusión en las importaciones de materias primas del país asiático, principalmente de metales y del sector energético que adquiere mayoritariamente en Sudamérica. Así, países como Chile y Perú, con alta producción minera, han sufrido la baja de la cotización internacional de metales como el cobre, la plata y el oro, entre otros.
La CEPAL subraya que la participación de los países de América Latina y del Caribe en las tres principales cadenas globales de valor (América del Norte, Europa y Asia) es escasa. Con excepción de México, la región no constituye un proveedor importante de bienes intermedios no primarios para estas cadenas, ni tiene un peso significativo como importador de bienes intermedios originados en esas regiones del mundo, señala el texto.
A juicio de la CEPAL, la presencia en las cadenas de valor internacionales puede conllevar múltiples beneficios potenciales para el desarrollo de un comercio que favorezca el crecimiento y la productividad, reduzca la heterogeneidad estructural, mejore el bienestar de la mayoría (empleo y salarios) y reduzca la desigualdad.
Las tasas de crecimiento de los países latinoamericanos, salvo pocas excepciones, son discretas, con el agravante de que economías tradicionalmente pujantes por su fuerza industrial (México, Brasil y Argentina) apenas han logrado un pequeño avance de su PIB. En esta materia, Panamá lidera el ranking de crecimiento con un 6,7%, seguido por Bolivia (5,5%). Colombia y Ecuador crecieron un 5%, en tanto Perú registra una tasa interanual del 4,8% seguido por Paraguay 4,5%. Chile y Uruguay crecieron un 3% y México un 2,5%. Cuba y Brasil registraron un crecimiento del 1,4%, en tanto que Argentina y Venezuela cierran el lote con 0,2% y -0,5% respectivamente.
Estos últimos dos países, con regímenes políticos similares, lideran la grilla en materia de caída de reservas monetarias (en ambos casos perdieron casi el 30% de sus reservas en el último año).
El informe de la CEPAL remarca asimismo que el consumo privado se desacelera y la inversión se estanca, mientras que el gasto público crece. ¿Y de qué tipo de gasto público estamos hablando? Como el colesterol, puede ser bueno o malo. Pues bien, el que crece en América Latina es el gasto `malo`, ya que las mediciones del organismo confirman que el gasto corriente aumentó más que el gasto de capital, lo que significa menos infraestructura, tan necesaria en esta parte del mundo.
Es cierto que en muchos países, principalmente Brasil -por ejemplo- han sabido conducir un proceso por el cual gran cantidad de personas y familias antes desclasadas se han incorporado a la vida económicamente activa, dando lugar a la formación de una nueva `clase media` que consume y aspira al progreso, a la salud, a la educación. Pero se trata de una evolución que también pone de manifiesto las graves deficiencias de infraestructura (falta de caminos, puertos, hospitales, escuelas) como de capacidad productiva de las empresas, fruto de años y años de desinversión, lo que además suele disparar procesos inflacionarios porque la oferta no logra satisfacer la creciente demanda de los nuevos sectores sociales que se suman a ella.
En este contexto descrito por el informe anual de la CEPAL, concluyó su visita por América Latina el director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Guy Ryder, quien visitó numerosos países de la región y que finalizó con la celebración del congreso titulado “Crecimiento, Empleo e Inclusión Social: ¿Hacia dónde va América Latina?”, convocado por la Oficina Regional de la OIT en Lima, con participación del mencionado Ryder, la secretaria ejecutiva de la CEPAL Alicia Bárcena, el representante del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en Perú, Fidel Jaramillo, la directora regional de la OIT para América Latina y el Caribe, Elizabeth Tinoco y el secretario general de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), Adrián Bonilla, entre otros especialistas.
La visita de Guy Ryder al continente se produce tras participar en el Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, y después de presentar el último informe de Tendencias Mundiales del Empleo, que alerta sobre la posibilidad de un aumento del desempleo en los próximos años. Dicho informe asegura que el número de desempleados en el mundo aumentó en 4,2 millones en 2012, hasta llegar a más de 197 millones de personas, y que este año podría ser de 202 millones de personas.
“La OIT ha destacado que en este contexto los países de América Latina han tenido un desempeño más favorable, aunque enfrentan el desafío de mejorar la calidad de los empleos”, indicó el comunicado del organismo.
Como corolario resulta evidente que las simples medidas populistas de asistencia como las impulsadas por muchos países de la región (Venezuela, Argentina, Brasil, Ecuador, Bolivia, entre otros), aunque mejoren los índices de pobreza e indigencia no logran consolidar un necesario progreso económico sostenible en el tiempo y verdaderamente integrador de las clases sociales que de momento rescatan del pozo de la miseria, por la falta de servicios públicos de calidad, de educación capacitadora adecuada, de empleo formal y bien remunerado y de fomento del ahorro en lugar de la exacerbación del consumo.
Datos y realidades importantes que inciden en la vida cotidiana de los latinoamericanos, y que debieran ser parte de la agenda de los candidatos que en estas semanas protagonizan importantes procesos electorales, como el que acaba de culminar en Bolivia, el que está por concluir con la segunda vuelta en Brasil, la inminente elección presidencial en Uruguay y los decisivos comicios del año próximo en Argentina.