`Celda 211`, en la estela del mejor cine carcelario
El director mallorquín dirige con ritmo vigoroso esta historia de un motín carcelario que cuenta con los elementos para mantener en vilo al espectador hasta su desenlace. No faltan las traiciones más abyectas, la venganza, los códigos de honor de los presos, funcionarios honestos y malos, hasta el que es pillado por accidente en la vorágine de reivindicaciones de los presos, que cuentan con unos rehenes de excepción: varios miembros de ETA.
Lo que simplemente era una toma de contacto en su nuevo trabajo se convirtió para el funcionario de prisiones Juan (Alberto Ammann) en una pesadilla que le catapultó a obrar como nunca hubiera imaginado, encontrando a "Mala madre" (Luis Tosar) y al resto de presos embarcados en un torbellino de violencia para reivindicar sus derechos.
Es en algunas de las decisiones tomadas por Juan -que relanzan de nuevo el filme hacia delante- donde existen los mayores errores de guión, no así en su puesta en escena, en la que se aprecia el talento y la profesionalidad de Monzón, rematada en un montaje espléndido.
Se muestran las razones del mal que responde a otro mal ejecutado por funcionarios corruptos que concluye en un callejón sin salida, cuyo único agujero es salvar el pellejo a toda costa, reventando hasta los códigos éticos de los presos. Lástima, porque el hijo desconocido de "Mala madre" podría haber hecho girar Celda 211 hacia planteamientos más esperanzadores.
Con todo, la cinta de Monzón y la actuación de Tosar, Ammann y el resto de reclusos se codea ya con la mejor galería de títulos del género "hollywoodiense" carcelario.