Carme Chacón lleva razón: son víctimas del terrorismo, no de Bush

España · Fernando de Haro
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12 noviembre 2008
Estaba entre las ministras-símbolo de Zapatero tras su segunda victoria electoral. Carme Chancón, con su embarazo avanzado pasando revista a las tropas en el Ministerio de Defensa, fue la foto provocación de un Gobierno radical y feminista. Carme Chacón es y era la mujer de Miguel Barroso, el amigo, asesor de absoluta confianza y ex secretario de Estado de Comunicación de Zapatero. Pero Chacón ha dejado de ser un simple símbolo y se ha convertido, según el último barómetro del CIS, en el miembro del Ejecutivo mejor valorado después de De la Vega. Dicen que tiene mucha carrera política por delante. Más interesante que las encuestas y el futuro, es el presente.

La realidad ha hecho su trabajo. Este lunes, cuando acudía a recoger los restos mortales de nuestros dos soldados asesinados por el terrorismo islamista, Rubén Alonso Ríos y Andrés Suárez García, la ministra fue rotunda: "estamos en Afganistán porque los que han arrancado la vida de nuestros dos compañeros amenazan al pueblo afgano y también a todas las mujeres y hombres libres del mundo. Desean someternos a su terror. También a nuestras familias, a las familias españolas". La realidad ha hecho su trabajo y una de las ministras más cercanas al círculo íntimo de Zapatero recupera cuatro años y medio después una de las evidencias más negadas en nuestro país. Esos 55 meses son los que lleva Aznar jubilado. A Bush le faltan dos meses para estar en la misma condición. Se equivocaron los dos.

Se equivocó el ex presidente del Gobierno español al apoyar de forma acrítica la intervención en Iraq, confundiendo la alianza con Estados Unidos con una decisión determinada de una administración determinada. Se equivocó, como es evidente, Bush al seleccionar un objetivo que ha distraído la atención y ha provocado retraso en la lucha contra el terrorismo. Se equivocó al llamar guerra a lo que es un conflicto asimétrico en el que precisamente la ventaja de los terroristas, como pusieron de manifiesto algunas de las contribuciones del primer número de la revista Oasis (septiembre 2006) http://www.cisro.org/index.php?page=8&table=larivista&news=775&group=IV&subgroup=generale&news=775&group=IV&subgroup=generale, es que no son combatientes tradicionales.

Se equivocó al confiar en la estrategia de construcción de democracias en Oriente Próximo que le presentaron algunos de sus asesores. Todo eso es fácil reconocerlo en este momento y la derecha debería admitir los errores cometidos. Pero el gran problema, la gran cuestión, es que, como dice Carme Chacón, siete años después de que fueran asesinadas casi 3.000 personas en el 11-S, casi cinco años después de que fueran asesinadas 192 personas en el 11-M, la amenaza del terrorismo islamista sigue estando donde estaba. Ésa es la evidencia que no se ha querido ver.  

La muerte de nuestros soldados nos recuerda que en los últimos años todos hemos sido víctimas, en cierto modo, del terrorismo que amenaza nuestra forma de vida. En la última España se ha asumido la transferencia de culpa que se llevó a cabo en las primeras horas del atentado del 11-M: los culpables, al menos políticamente, eran Aznar y Bush. Y la peor consecuencia de esa transferencia de culpa fue el espejismo que generó y que aún pervive: el espejismo de pensar que, eliminados los culpables políticos, la amenaza ha desaparecido. Por eso son tan importantes las palabras que pronunció Obama para un país como España, golpeado por el terror tanto que ha generado escepticismo. Obama dijo: "a aquellos, a aquellos que derrumbarían al mundo: os vamos a vencer. A aquellos que buscan la paz y la seguridad: os apoyamos". Ahora quizás sea más fácil asumir una convicción de este tipo.

Estos días se hace evidente que tras las distracciones, las euforias, los olvidos y los errores, los retos históricos siguen estando donde estaban. El ciclo comenzado en 2001 no ha hecho más que empezar, en  la economía como en el terrorismo. Después de siete años de crecimiento favorecido por tipos bajos y de burbuja inmobiliaria, España es el país con más paro porque la productividad es y era baja. Después de casi cinco años de fractura social por la onda expansiva del 11-M, el terrorismo islamista sigue requiriendo una respuesta a la altura de la amenaza que supone. Como en el caso del terrorismo de ETA, hace falta respuesta política, policial, militar, pero también cultural. La apuesta que Oasis (http://www.cisro.org/), la organización promovida por el cardenal Scola, hace por un diálogo no con el islam moderado, sino con el islam del pueblo, el verdaderamente religioso, es un buen ejemplo.

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