Encuentro Madrid aborda la cuestión de la inmigración

´Buscar juntos la verdad y la belleza une a todos los hombres´

España · PaginasDigital
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3 abril 2011
Encuentro Madrid abordó este año la cuestión de la inmigración en una mesa redonda titulada: "Generar espacios de acogida", que fue presidida por el viceconsejero de Inmigración de la Comunidad de Madrid, Gabriel Fernández, y en la que participaron representantes de tres entidades que desarrollan actividades de acogida a inmigrantes en Madrid y Roma. Estas entidades son el Centro de Integración y Participación Hispano-Dominicano de Tetuán (CEPI), gestionado por la ONG CESAL, la Cooperativa Karibú, dedicada a la acogida de refugiados africanos en Roma y la asociación San Ricardo Pampuri que desarrolla una experiencia de apoyo a familias musulmanas.

 Tras indicar que en el mundo existen 220 millones de personas desplazadas, lo que equivaldría a la cuarta nación más poblada del mundo  y que, de éstos, 1,3 millones viven en la Comunidad de Madrid, el viceconsejero de Inmigración explicó que el modelo de política de Inmigración que desarrolla la comunidad de Madrid es contrario a la filosofía del multiculturalismo, al que Fernández considera una concepción que "acepta la bondad de cualquier sistema de valores a excepción de los valores occidentales y que favorece una sociedad fragmentada en realidades separadas". En cambio, afirmó que las políticas del Gobierno regional parten de la capacidad de la persona y de su responsabilidad de ser protagonista de su propio desarrollo.

Raúl Jiménez es el director del CEPI, gestionado por CESAL. Desde hace cuatro años, este centro situado en el distrito de Tetuán, en Madrid, ha atendido a las necesidades de 6.000 personas, en su mayoría, inmigrantes de origen dominicano. Jóvenes que escapan de las bandas violentas, parados en busca de trabajo o formación, madres adolescentes, personas que pasan necesidad o se quedan sin hogar, escolares que no tienen dónde hacer los deberes cuando salen del colegio, todos acuden habitualmente al CEPI donde se encuentran como en casa. "Siempre miramos a la persona y pensamos sus necesidades", explicó Jiménez en su intervención, quien subrayó que "la necesidad del inmigrante, en el fondo es la misma que la mía: ser feliz".

Por su parte, Maria Thèrèse Mitsindo, refugiada ruandesa, relató brevemente su huida a Italia, adonde llegó con sus cuatro hijos, sin dinero y sin conocer italiano. Según Misindo, a la violencia que experimentó en su país de origen se sumó después la del rechazo que sintió cuando llegó a Roma.  La ayuda de unas religiosas le permitió dar los primeros pasos para rehacer su vida en el nuevo país de  residencia. Con el apoyo del Ministerio del Interior italiano, Mitsinso creó posteriormente una cooperativa llamada Karibú ("bienvenido" en lengua suahilli) para acoger y dar formación y ayuda psicológica a mujeres africanas que llegaban a Italia con una experiencia de tortura o maltrato a sus espaldas o aquellas que eran víctimas de las redes de prostitución.

Para Mitsindo es esencial abrazar la historia y la vida de estas mujeres sin censurar nada. "¿Quién eres tú verdaderamente?", pregunta la responsable de Karibú a cada una de estas mujeres en el momento en que llegan a Italia. En este sentido, destacó algunas de las iniciativas que llevan a cabo, como el taller "Soñar juntos", en el que buscan que estas mujeres cuenten su historia hasta en los aspectos más íntimos y dramáticos, o la gestión de los pisos de acogida, enfocada de tal modo que enseña a las refugiadas a responsabilizarse de esta labor. "Lo más conmovedor no es escuchar su drama personal sino ver cómo poco a poco vuelven a salir adelante", aseguró Mitsindo.

También intervino en la mesa redonda el sacerdote Antonio Anastasio,  responsable de la Asociación San Ricardo Pampuri, en Fuenlabrada, que ha abierto tres pisos de acogida a personas excluidas, entre las que se encuentran algunos inmigrantes. Además, una vez al mes, la asociación organiza el café con inmigrantes, al que asiste una treintena de mujeres musulmanas. A partir de estas iniciativas, ha surgido una experiencia de amistad entre católicos y musulmanes.

 "En un diálogo de verdadera amistad, los amigos son cambiados por las diferencias del otro y estos cambios son siempre para mejor", subrayó Anastasio.  Este sacerdote explicó que "la búsqueda de la verdad y la belleza une a todos los hombres" y que, para acoger y estimar verdaderamente al que es distinto y reconocer sus diferencias como una riqueza para nosotros mismos, es necesario haber sido querido de este modo previamente.

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