Bombas contra coptos: objetivo, el islam que se abre

Mundo · F.H.
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10 abril 2017
El Domingo de Ramos es siempre un gran día para los fieles coptos. Acuden desde muy temprano a la catedral de San Marcos de Alejandría. En la verja de entrada hay numerosos vendedores de palmas decoradas, talladas, trenzadas. Este domingo las palmas han sido más que un producto de artesanía, han sido las palmas para los nuevos mártires. Para los que han perdido su vida a las orillas del Mediterráneo, en la ciudad a la que llegó el cristianismo en el primer siglo, y en Tanta. Otra vez las víctimas son gente corriente cuyo único delito es acudir a misa, llevar tatuada la cruz en la muñeca. Otra vez la Iglesia de Egipto vuelve a ser la Iglesia de los mártires.

El Domingo de Ramos es siempre un gran día para los fieles coptos. Acuden desde muy temprano a la catedral de San Marcos de Alejandría. En la verja de entrada hay numerosos vendedores de palmas decoradas, talladas, trenzadas. Este domingo las palmas han sido más que un producto de artesanía, han sido las palmas para los nuevos mártires. Para los que han perdido su vida a las orillas del Mediterráneo, en la ciudad a la que llegó el cristianismo en el primer siglo, y en Tanta. Otra vez las víctimas son gente corriente cuyo único delito es acudir a misa, llevar tatuada la cruz en la muñeca. Otra vez la Iglesia de Egipto vuelve a ser la Iglesia de los mártires.

Y otra vez está el Daesh, ataca a los coptos para desestabilizar al Gobierno. Antes y después de la primavera árabe, los Hermanos Musulmanes atacaron a los cristianos para hacer política, para hacerse con el poder cuando no lo tenían y para afianzarse en él en los escasos meses en los que lo controlaron.

Pero ahora no son los Hermanos Musulmanes sino el Daesh. El ataque de este domingo, con sus cerca de 50 muertos, forma parte del mismo plan que incluye el ataque de diciembre contra la catedral del Cairo y la limpieza étnica que ha obligado a 150 familias a abandonar el Sinaí. En el Sinaí el Daesh ha querido demostrar que tiene capacidad para modificar la demografía. Con los atentados de este domingo y del pasado mes de diciembre el Daesh quiere cambiar el régimen político de Egipto, como hizo en Iraq y en Siria. El objetivo es Al Sisi, el presidente creyente, que apuesta por otro islam. Al Sisi con todas sus limitaciones promueve un islam respetuoso con la minoría cristiana. Al Sisi empuja a Al Azhar, la gran mezquita de referencia del mundo suní, a la condena de la violencia religiosa, al reconocimiento de cierta libertad de conciencia. Al Azhar acaba de celebrar en febrero un gran simposio con el Vaticano sobre la laicidad y la ciudadanía en el mundo musulmán. Por eso, porque Egipto es un hervidero del islam que quiere abrirse a la modernidad, el Papa va a viajar al Cairo. El Daesh mata coptos para impedir cualquier apertura en el islam. Y los coptos, la pobre gente que lleva la cruz tatuada, confiesa su fe ante el mundo. Aclaman ya desde la Jerusalén del cielo. Se les oye con sus palmas: ¡Hosanna!

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