Aznavour cumple 90 años cantando

Cultura · Félix Caballero
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3 junio 2014
Es el cantante francés más internacional, el embajador de la chanson, el Frank Sinatra de Francia. Charles Aznavour –o “Aznavoice”, en feliz juego de palabras de la crítica y el público– cumplió el pasado 22 de mayo 90 años y, lejos de pensar en retirarse, sigue llenando los teatros y auditorios donde se presenta. El 26 de junio actuará en el Liceo de Barcelona.

Es el cantante francés más internacional, el embajador de la chanson, el Frank Sinatra de Francia. Charles Aznavour –o “Aznavoice”, en feliz juego de palabras de la crítica y el público– cumplió el pasado 22 de mayo 90 años y, lejos de pensar en retirarse, sigue llenando los teatros y auditorios donde se presenta. El 26 de junio actuará en el Liceo de Barcelona.

El paso del tiempo ha terminado por elevarlo a la cúspide de la chanson. Algunos intentaron empequeñecerlo bajo el peso de la santa trilogía formada por Georges Brassens, Jacques Brel y Leo Ferré pero, más de 20 años después de la muerte del último superviviente de los tres, Aznavour ostenta desde hace mucho tiempo el estatus de clásico de la música popular del siglo XX, como Elvis Presley, Bob Dylan, The Beatles o Frank Sinatra, el otro cantante romántico por antonomasia, su sosias americano. Ha grabado cientos de temas, ha escrito más de mil canciones (además de varios musicales) y ha vendido más de cien millones de discos.

Llamado realmente Shahnourh Varinag Aznavourian, Aznavour nació en París en 1924 en el seno de una familia de artistas de variedades de origen armenio emigrados a Francia después del genocidio turco, a los que homenajeó en Les comediènes, uno de sus grandes éxitos.

A pesar de su estatus actual, sus comienzos no fueron fáciles. Su físico poco agraciado, su imagen de vulnerabilidad, su eterno rostro de sufrimiento y su voz a punto de la extinción no le auguraban ningún futuro. Al principio cantó en dúo con Pierre Roche y compuso temas para otros artistas, como las estrellas Maurice Chevalier o Patachou, la musa existencialista Juliette Gréco o el actor americano Eddie Constantine. Y también, cómo no, Édith Piaf, el pequeño gran ruiseñor, para quien adaptó al francés Jezebel –un tema americano de Wayne Shanklin– y quien le ayudaría en su carrera como intérprete. Dentro de esta faceta como autor de canciones para otros, y en colaboración con su cuñado Georges Garvarentz, Aznavour regalaría al pop dos pequeñas obras maestras: La plus belle pour aller danser (Sylvie Vartan) y Retiens la nuit (Johnny Hallyday).

Pero no tardó en convertir en virtudes lo que para el público eran al principio defectos, y así nació el mito del cantante romántico por excelencia, del Frank Sinatra francés, porque, si hubiera que buscar en la historia de la música un referente para Aznavour tendríamos que escoger solo al intérprete de My Way. Nadie más ha cantado al amor como ellos.

De entre el extenso y rico cancionero del francés destacan temas como Les comediènes, Et pourtant, La Bohème, La Mamma, Hier encore, Que c’est triste Venise o Mourir d’aimer, que le otorgaron popularidad en todo el mundo y que fue capaz de cantar hasta en siete idiomas (francés, inglés, italiano, castellano, alemán, ruso y armenio).

Intérpretes como Ray Charles, Bing Crosby, Mina, Scott Walker, Elton John o Elvis Costello han buceado felizmente en su repertorio. Y, por supuesto, Liza Minnelli, la cantante y actriz protagonista de una especie de fraternidad franco-americana que ha dejado memorables encuentros musicales entre los dos cantantes. En España hay que mencionar a Raphael (La mama o La bohème, esa última a dúo con el propio Aznavour) y Salomé (inolvidable su dramatismo en Morir de amor).

Un actor de talento

El músico francés ha desarrollado, además, una paralela carrera de actor de cine revelándose como un intérprete de talento a las órdenes de directores tan famosos como Georges Franju (La cabeza contra el muro), François Truffaut (Tirad sobre el pianista), Claude Chabrol (Los fantasmas del Chapelier), Volker Schlondorff (El tambor de hojalata) o Atom Egoyan (Ararat). En 1997 fue galardonado con un Premio César Honorífico.

Sobre todos los grandes de la chanson –esa música a la que hoy en España se presta poca atención, pero que en otro tiempo, particularmente cuando en las escuelas se estudiaba francés en vez de inglés, nos era familiar–, Aznavour sigue reinando y sobreviviendo a muchos. Bécaud, Brel, Moustaki, Gainsbourg, Dalida o Bárbara nacieron después que él, pero ya han muerto. Moustaki, por cierto, hace poco más de un año, el 23 de mayo de 2013, al día siguiente del 89 cumpleaños del autor de Hier encoré. Larga vida al embajador de la canción francesa. Quizás, quién sabe, llegue a los cien años cantando, como el portugués Manoel de Oliveira (felizmente vivo) dirigiendo cine o el brasileño Óscar Niemeyer proyectando edificios.

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