Entrevista con el obispo de Bagdad

´Ayudadnos a parar el éxodo de los cristianos´

Mundo · Shlemon Warduni
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26 enero 2009
El angustiado llamamiento de los obispos iraquíes sobre el "negro futuro" que espera a los cristianos de su tierra no ha quedado sin frutos: el Papa ha acogido la propuesta lanzada por el obispo de Kirkuk de celebrar un Sínodo especial sobre la situación de los cristianos en Oriente Medio. Después, con ocasión de la audiencia concedida al nuevo patriarca de la Iglesia de Antioquia de los sirios, Ignace Youssif Younan, Benedicto XVI ha vuelto sobre el tema expresando el "deseo" de que "en Oriente, de donde nos llegó el anuncio del Evangelio, las comunidades cristianas continúen viviendo y testimoniando su fe, como han hecho durante siglos".

En Iraq la situación es particularmente crítica: como explica monseñor Shlemon Warduni, obispo auxiliar caldeo de Bagdad, los cristianos iraquíes están totalmente aislados y sufren amenazas para que abandonen sus casas; muchos de ellos han huido a Siria o Jordania, aunque allí viven en condiciones pésimas.

Monseñor Warduni, su llamamiento deja en evidencia una situación de la que en Occidente no somos conscientes, ¿puede ayudarnos a entender en qué condiciones viven los cristianos de su tierra?

La palabra "éxodo" es la que mejor puede hacer entender lo que les está sucediendo a los cristianos en Oriente Medio y es el motivo por el que hemos decidido pedir ayuda con insistencia. Cuando algunos cristianos, en cualquier parte del mundo, viven una situación tan difícil como ésta debe alzarse la voz de todos los demás cristianos en su defensa. Ésta es la primera ayuda que pedimos: que se diga una palabra en defensa de los hermanos cristianos. En Mosul, hace unos meses, más de 2.500 familias fueron obligadas a abandonar sus hogares, se les expulsó con violencia en medio de una muchedumbre que les gritaba y atacaba. Nosotros pedimos que la Iglesia, que las Conferencias Episcopales de todas las naciones hagan oír sus voces en contra de estos episodios tan graves. Y esto vale también para la situación en Gaza. ¿Quién ha dicho algo de la situación e la que viven los cristianos, los sacerdotes, las religiosas de aquella zona? Nadie ha dicho nada, como si los cristianos no fueran hombres.

¿Cuál es la situación en Iraq desde el punto de vista del respeto de los derechos humanos? ¿Hay una libertad de culto real? 

La libertad de culto existe, y existía también antes. Sin embargo, lo que nosotros queremos es algo que falta, que es la libertad religiosa real para todos. Un cristiano puede convertirse al islam; un musulmán no puede convertirse al cristianismo sin poner en peligro su propia vida. Del mismo modo, un menor de edad cuyos padres se conviertan al islam debe convertirse también él automáticamente. Y todo esto sucede porque la fe musulmana se considera la mejor, la única que permite gozar de ciertos derechos. Lo que nosotros pedimos es que se respeten los derechos naturales, los derechos de cualquier hombre, de los que nosotros no gozamos. Éste es nuestro problema.

¿Cuáles son, según usted, las principales causas que han llevado en los últimos tiempos al agravamiento de la situación de los cristianos?

Las causas son muchas, todas conocidas, y no es mi deber entrar en detalle a hacer análisis políticos: hay situaciones difíciles unidas a los trágicos sucesos internacionales; está el gravísimo problema del fanatismo, que se está extendiendo; está el terrorismo de Al Qaeda, las guerras en Afganistán e Iraq, la tensión entre Irán y América, el conflicto palestino-israelí… Son muchas causas distintas con un punto en común: el hecho de que los cristianos se encuentran siempre en el ojo del huracán.

¿Es justo hablar de persecución real de los cristianos?

Nosotros no queremos usar esta palabra: los cristianos son asesinados, a muchas familias las expulsan de sus casas, pero aun así preferimos no hablar de persecución. El problema es que la causa de los cristianos iraquíes se ha politizado durante demasiado tiempo porque tantos los árabes como los kurdos quieren poner a los cristianos de su parte. Hay que dejarles libertad para elegir, además de la libertad para tener una representación propia en la política autónoma. Había una ley que garantizaba a los cristianos, en las elecciones provinciales, tres escaños en Bagdad, tres en Mosul y tres en Basora; pues bien, esta ley ya se ha derogado y a los cristianos les queda un solo escaño en cada uno de estos territorios. Nosotros hemos protestado diciendo que eso iba en contra de nuestros derechos, y nos han respondido: "si en Mosul tenéis tres escaños, os podéis aliar con los kurdos". Así ya estamos en minoría y nuestra causa, aún más politizada. Estamos entre la espada y la pared.

¿Qué le piden al nuevo presidente americano Barack Obama?

Lo que nosotros pedimos es sólo una cosa: la paz. Pienso, y espero, que éste sea también su deseo. Así al menos lo ha dicho, y nosotros bendecimos sus palabras. Nosotros queremos la paz, es decir, vivir con seguridad, con tranquilidad. Nada más.

¿Y qué le piden a los cristianos de Occidente?  

Les pedimos sobre todo la oración. Y que den a conocer al mundo que aquí sus hermanos están siendo maltratados. Todos tienen que saber que aquí queremos la paz, queremos derechos, igualdad, y que los cristianos son pacíficos, no quieren hacer mal a nadie, y quieren contribuir a la construcción de la nación.

Una última pregunta sobre la situación en Tierra Santa. ¿Es posible que las partes en conflicto encuentren una solución duradera?

Si ambas partes llevar realmente en el corazón a su pueblo, podrán llegar a la concordia. Y ninguno tiene que perjudicar al otro: ni lanzar misiles contra Israel, ni atacar de la forma tan devastadora que hemos visto. Ambos son parte y causa en este conflicto; por tanto, ambos tienen que dar un paso el uno hacia el otro. La guerra no resuelve nada, destruye todo, complica las dificultades. Y sobre todo la guerra es contraria a Dios, porque Dios es amor.

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