Ataques a la Iglesia

¿Qué es lo que han dicho los obispos para merecer semejante avalancha de despropósitos y agresiones, impropias de autoridades teóricamente democráticas? Pues nada a lo que no tuvieran derecho a manifestar como también lo debiera poder hacer cualquier ciudadano en el marco de la libertad de expresión.
Las reflexiones episcopales han reiterado su constante preocupación porque las esperanzas de cambio del pueblo boliviano están en riesgo de frustrarse por la tentación del pensamiento único, el amedrentamiento, la confrontación, el narcotráfico y la corrupción, al mismo tiempo que cuestionan que en varios hechos de tensión y de lucha social ocurridos en el país se han violado el respeto a la persona humana y sus derechos fundamentales.
Al inaugurar la última Asamblea de Obispos, Monseñor Jesús Juárez declaró que "es motivo de preocupación que el actual proceso de dar un nuevo rostro y nueva composición a la patria se esté dando en un clima de desconcierto, por la falta de claridad y transparencia en indicar las metas que, a veces, parecen ocultar otras intenciones, por la ausencia de un diálogo sincero, por no escuchar el clamor y la opinión de los grupos, por un lenguaje que alimenta desencuentros entre sectores y regiones, por excluir a las personas o sectores opuestos, pisoteando incluso los derechos inalienables como el respeto a la vida y la dignidad de la persona, y las libertades personales y democráticas".
Monseñor Tito Solari, arzobispo de Cochabamba, levantó las mayores iras del oficialismo al declarar que, al conversar con padres de familia de áreas rurales, estos le expresaron su preocupación por la gran cantidad de niños que se dedican a la venta de droga en la ruta que une las ciudades de Santa Cruz y Cochabamba y las consecuencias que esta conducta tendrá sobre su futuro.
¿Cuál es el tema de fondo en este conflicto desatado por el Gobierno de Evo? Continuar eliminando toda voz crítica que con independencia y liderazgo moral denuncie las violaciones a los derechos humanos y los profundos daños que continúan causando a nuestra sociedad la corrupción y el narcotráfico. Debilitar a la Iglesia Católica para pretender apartarla de la educación que el Gobierno pretende controlar para politizar la formación de la niñez y así soñar con la perpetuación en el poder y la concentración total del mismo, único objetivo al cual ha quedado reducido el proceso de cambio del que tanto nos habla el presidente y su partido.
Óscar Ortiz Antelo, ex presidente del Senado Nacional de Bolivia