Ángeles y demonios
Un thriller convencional, muy esquemático y previsible, y en ocasiones exageradamente inverosímil, se envuelve de tramas vaticanas por puro oportunismo. Cuestiones que llenan bibliotecas enteras y que han ocupado a las mentes más privilegiadas de los últimos siglos, como la relación entre razón y fe, entre ciencia y teología, entre verdad y progreso, se ventilan en esta película de la forma más estúpida y pueril que uno se pueda imaginar.
La película destila un desconocimiento total de la Iglesia, de su forma de ser y de sus representantes. El guión sólo entiende de claves de poder y de conductas conspiratorias y presenta a unos cristianos carentes de la más mínima religiosidad. Son tan abundantes las falsedades, inexactitudes y errores de bulto que el resultado es un delirante e hilarante esperpento, que sólo puede entretener a los que lo ignoren todo de la Iglesia católica.