Amistad con el pueblo venezolano

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27 febrero 2019
Por su interés, publicamos el comunicado emitido por Comunión y Liberación en América Latina para apoyar y acompañar al pueblo venezolano en todo el mundo.

Por su interés, publicamos el comunicado emitido por Comunión y Liberación en América Latina para apoyar y acompañar al pueblo venezolano en todo el mundo.

La radiografía de un país reside en la vida cotidiana de sus habitantes. Es paradójico que Venezuela, con la mayor reserva de petróleo del planeta, no consiga resolver los problemas básicos de sus ciudadanos, quienes desde hace años viven con precarios servicios públicos, como agua, electricidad, gas y transporte público, junto con la falta de alimentos, medicinas y otros productos de primera necesidad. El estado de escasez generalizado, aunado a la situación política, ha creado un éxodo que afecta a más de tres millones de personas. A través de las fronteras con Colombia y Brasil, todos los días abandonan el país millares de personas que viajan en situaciones de extrema precariedad; traduciéndose en la crisis migratoria regional más importante del siglo.

Esta crisis social y política se ha sostenido por años, pero adquirió dimensiones internacionales cuando en 2017 la mayor parte de los países occidentales no reconocieron a la Asamblea Nacional Constituyente, conformada solo por el partido del gobierno, así como las elecciones presidenciales anticipadas convocadas por ésta, donde vence Maduro en mayo de 2018. En consecuencia, luego del 10 de enero al jurar Maduro por un nuevo mandato, no se produce su reconocimiento por la Asamblea Nacional electa en 2015 por la mayoría del pueblo venezolano. Con base en el artículo 233 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, se proclama presidente interino con el apoyo de EEUU, el Grupo de Lima y, posteriormente, la Unión Europea.

Maduro a su vez continúa luchando por mantener el poder con las fuerzas armadas a su favor y gracias al apoyo de China, Rusia, Turquía, Cuba, Nicaragua y Bolivia; al mismo tiempo que ha rechazado todos los intentos de ayuda humanitaria y exige a la comunidad internacional que no interfiera en los asuntos internos de su país.

Frente a todo esto, algunos países –que se declaran neutrales– encabezados por México y Uruguay, se han reunido en Montevideo junto con cancilleres de la Unión Europea para ofrecer propuestas de diálogo ante este conflicto.

La Santa Sede ha sido llamada nuevamente a tomar partido o a ser mediadora del diálogo, y ha respondido recordando que para que éste sea viable es necesario el consentimiento de ambas partes; también el papa Francisco en reiteradas ocasiones ha manifestado la comunión con los obispos venezolanos, en particular se destaca lo expresado en la Visita Ad Limina Apostolarum en septiembre de 2017, cuando afirmó: “En la voz de los obispos venezolanos también resuena la mía”. Igualmente ha manifestado reiteradamente su dolor por el sufrimiento al cual ha sido sometido el pueblo venezolano, deseando que reine la concordia.

El Cardenal de Caracas, Baltazar Porras, ha dicho en una entrevista al diario El País, el 14 de febrero pasado, que “la situación es irreversible. Irreversible no quiere decir que gane una u otra parte. Si este régimen se consolida ciertamente será para una mayor represión y para una mayor pobreza. Esta es una ventana abierta a una realidad que puede ser distinta”. Por otro lado, la Conferencia Episcopal Venezolana solicitó al Gobierno y a las Fuerzas Armadas el 21 de febrero de 2019, que “¡Escuchen el clamor del pueblo, y dejen entrar y distribuir en paz la ayuda humanitaria!”.

En este complicado tablero de ajedrez, en el que casi toda la comunidad internacional ha tomado partido, surge el interrogante en relación a cómo ofrecer cercanía y amistad al pueblo venezolano. La solución del conflicto no pasa ni por mesianismos, ni por la violencia; una transición pacífica necesita semillas de reconciliación que unan a todos los venezolanos como pueblo en un camino de unidad nacional.

Partir siempre del encuentro con la persona, con su historia particular, deseos y sufrimientos, gozos y esperanzas, permite comprender qué es lo que cambia a la persona y a toda una sociedad. Asimismo, es también necesario y urgente reflexionar sobre ¿cómo nos interpela el sufrimiento de quienes se quedan en Venezuela y de tantos otros que tienen que partir con dolor, dejando atrás a su familia en condiciones de miseria?

1 Frente a una realidad tan sufrida, compleja y llena de incertidumbre es fundamental saber cuáles son las certezas sobre las cuales se apoya nuestra vida, y cómo desde esas circunstancias descubrimos qué tarea concreta nos pide el Señor. La esperanza de los que residen en Venezuela o son emigrantes, pasa por un encuentro con rostros concretos que les ofrezcan una amistad, que remita a algo más grande que ellos mismos y que sirva para descubrir qué es lo que necesitamos de verdad para vivir.

2 Es indispensable aumentar el tejido de amistades operativas y creativas para dar respuestas a necesidades puntuales que busquen el bien común, frente a las soluciones que proponen solo la denuncia o la confrontación ideológica.

3 Hacemos un llamado a ser protagonistas del cambio en Venezuela a través de gestos sencillos, pero de un gran valor, que partan del encuentro con personas concretas:

> Adopta a una familia, ayuda a mantener el trabajo de una persona en Venezuela. Por una parte es fundamental la ayuda inmediata para que tantos venezolanos puedan acceder a lo mínimo para vivir, y por ello la Iglesia ha organizado numerosas “ollas comunitarias”. Por otra, es evidente la necesidad de dar un paso más, que favorezca el crecimiento de la persona, colaborando y apostando por la creatividad, capacidad de emprendimiento y deseo de trabajar de cada uno de los venezolanos. Ya hemos experimentado que personas implicadas en proyectos de ayuda en el trabajo han recomenzado a vivir, porque la vida exige un objetivo y una responsabilidad. En este sentido, estamos impulsando iniciativas con la finalidad de sostener el trabajo de amigos en Venezuela. Para ello puedes escribir al correo electrónico:

amistadconvenezuela@gmail.com

> Invita a comer a tu casa a una familia de migrantes venezolanos. Son muchos los venezolanos que han migrado y que están lejos de su tierra por situaciones adversas. Proponemos acoger a una familia venezolana en tu casa, para brindarle un almuerzo y compartir con ella el abrazo y la acogida de Cristo.

La esperanza para los venezolanos es posible si nos dejamos traspasar por la mirada de Cristo para salir al encuentro del otro, abrazándolo aún en las diferencias, con la finalidad de convertirnos en compañeros de su sufrimiento en la oración y en las obras, mirando juntos el horizonte amplio que tenemos por delante y el camino largo de reconstrucción de una sociedad herida.

Todo esto será posible si nos reencontramos, apostando a favor de cada persona, de su dignidad y del bien común.

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