Ahora, un cambio de la Constitución
Muchos no le han perdonado que, ante laincapacidad de gobernar en una situación de durísima crisis, optara porlanzarse tras la independencia. Los votantes del nacionalismo moderado le hancastigado por haber abandonado lo que hasta ahora era una tradición en ampliossectores de la burguesía catalana: reivindicaciones hacia Madrid todas, peroningún experimento. Ha sido decisiva sin duda la postura de la Comisión Europeaque ha repetido hasta la saciedad que una Cataluña fuera de España era unaCataluña fuera de Europa. Pero el nacionalismo moderado también se hadesangrado por los que han preferido el original a la copia. ERC, la formaciónque representa la posición más radical, ha mejorado hasta los 21 diputados.Primera conclusión: Artur Mas si fuera coherente debería dimitir. Pero CiUpuede intentar gobernar con el apoyo de ERC, suman mayoría absoluta. Puedeseguir adelante con su locura independentista. Eso sería un suicidio paraCataluña y para la propia CiU.
En los comicios de ayer era importantesaber cómo acababa CiU pero también era decisivo conocer cuál era la segundafuerza. Por desgracia ha sido Esquerra y no los socialistas. El PSC sufre unimportante castigo, aunque no se desploma como pronosticaban las encuestas. Unaparte de sus votantes, que se sienten calanes españoles, seguramente hanapoyado a Ciudadanos, el pequeño partido laicista que reivindica una Cataluñaespañola. También en este caso los electores habrían preferido el original a lacopia. Mejor votar a Ciudadanos que al PSC que ha coqueteado con elnacionalismo. El PP mejora pero sin sorpresas.
Estas elecciones muestran una Cataluñapolíticamente muy atomizada y socialmente dividida casi por mitad entre los queson partidarios de seguir en España y los que quieren alguna forma dedescuelgue, con tendencia a que estos últimos sean la mayoría. Una situación deeste tipo requiere propuestas políticas y fiscales imaginativas. Está claro queel marco de la Constitución está superado y que si se quiere resolver de algúnmodo la situación es necesario proponer marcos institucionales nuevos. Es unatarea que tiene por delante el Gobierno del PP. ¿Por qué no aceptar elfederalismo? ¿Por qué no proporcionar "rasgos diferenciales"?
Precisamente por el mosaico social ypolítico que es Cataluña en este momento todos tienen la obligación de"narrarse", de explicar cuál es su posición, buscando el diálogo. Loscatólicos, por otra parte, tendrán que tomar muy buena nota de los resultados.Porque las opciones políticas más cercanas al cristianismo, tanto entreindependentistas, como entre las no independentistas, son las que están en francoretroceso. Cataluña es una de las regiones de Europa más secularizadas y eso senota cuando se vota. Hay que abandonar cualquier sueño de hegemonía yreconocer, con realismo, que la tarea de la evangelización, por más que lahistoria sea gloriosa, es necesaria empezarla desde cero. Y para eso sería muynecesario alejarse del poder.