Adele, otro talento de la factoría londinense
Con un ligero punteo de la guitarra con la que se acompaña en sus actuaciones eclosiona Daydreamer, el primero de los quince temas que componen 19, comienza así a deslizarse la poderosa voz de Adele, gesticulante en sus variados registros, que la asimilarían a Amy Winehouse y a quienes son sus referentes en el estilo peculiar del mejor soul negro, como Ella Fiztgerald, Etta James o Aretha Franklin (no en vano las versionaba en sus primeras actuaciones de adolescente), reinas aún inalcanzables para esta alumna aventajada de la Brit School.
En este centro de canto londinense han compartido pupitre Adele, Amy Winehouse, Katie Melua, Leona Lewis y Kate Nash, ramillete de talentos de la Gran Isla para la música pop del siglo XX y del actual. Un apunte colateral de que el idioma inglés es más apropiado que, por ejemplo, el español para el rock and roll es su construcción gramatical y vocablos más directos, según mi maestra (en el sentido más sublime del término) del taller literario.
Volvamos al tronco de este artículo. Right as rain, Tired, son temas pop de construcción sencilla que, como el resto, brillan en la textura vocal de Adele, apoyados en punteos de guitarra, teclados, instrumentos y arreglos que facilitan la levedad de los temas y el protagonismo, en suma, de quien tiene dotes para serlo.
La vida cotidiana de Adele ha ido cambiando en los últimos años, aunque sigue viviendo con su madre en la periferia londinense, pero ha tenido que fichar a un representante para darse a conocer en Estados Unidos. De cautivadores ojos verdes, dice estar vacunada contra el éxito y contra las servidumbres de la imagen; se gusta en su sobrepeso y esa resolución la ejerce también para elegir el pop (las Spice y Destiny´s Child son sus ídolos) como estilo y no dejarse convencer de que triunfaría con el soul, para el que tiene dotes y talento sobrados.
Esta chica sacará un pop-soul -ya lo apunta en muchos temas de 19-, no me cabe ninguna duda.