A la espera de los buenos datos económicos
Debe recordarse que una de las razones que llevaron al cambio de Gobierno en Italia fue la falta de impulso económico que caracterizaba al Ejecutivo anterior. Lograda la estabilidad institucional tras la crisis de la primavera de 2013, era el momento de que los números comenzaran a poner de manifiesto una mejoría de la economía italiana, pero al final todo se quedó en un raquítico +0.1% del último trimestre de 2014. Ello fue lo que llevó a Matteo Renzi a dar un auténtico golpe de mano y acordar con el anterior Presidente de la República, Giorgio Napolitano, la formación de un nuevo Gobierno que realmente trajera, esta vez sí, crecimiento económico para una economía anquilosada.
Pero el crecimiento de momento no ha llegado. Se ha conseguido parar el retroceso, pero para muchos esto no es suficiente. Y ya sabemos que a Renzi no le faltan enemigos, tanto dentro como fuera de su partido. La reforma laboral ya ha sido aprobada, pero ahora tienen que llegar las inversiones, y de momento prácticamente no hay noticias de las mismas. A todas estas, la transformación del Senado en una Cámara de representación de las regiones sigue empantanado en el Parlamento italiano, a la espera de que venga el impulso definitivo. En suma, un panorama nada fácil para un Primer Ministro que ha demostrar que realmente se ha iniciado una nueva época en su país y que esta se encuentra directamente relacionada con la conformación de su Gobierno.