Forza Italia y su sangría inevitable

España · PaginasDigital
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15 abril 2014
Es un hecho más que evidente: Forza Italia, el partido de Silvio Berlusconi, sigue desangrándose. Y lo hace porque comienza a perder a sus figuras más relevantes. Si en octubre de 2013 era Angelino Alfano, hasta ese momento ´mano derecha´ de Il Cavaliere, quien se marchaba del partido para crear su propia formación (el Nuovo Centrodestra), ahora es otro histórico de la formación, Paolo Bonaiuti, quien toma el camino de salida para enrolarse precisamente en las filas del partido de Alfano. 

Y es que algunos comienzan a tener claro no sólo el final político de Berlusconi (esta vez sí parece la definitiva), sino que además Forza Italia sencillamente no es nada sin la figura del exPrimer Ministro. Esto recuerda a lo vivido en España hace casi cuarenta años. Más de uno preguntaba: ´Y después de Franco, ¿qué?´ Y le contestaban: ´Las instituciones´. Pero fue morir el General Franco y las instituciones se diluyeron como un auténtico azucarillo. El franquismo era un régimen claramente de carácter personalista, y cuando esa persona desapareció, dejó de tener razón de ser. Lo mismo sucede con el ´berlusconismo´: sin su máximo exponente, no hay partido. Y no hay partido porque realmente nunca ha habido un auténtico sustrato ideológico ni una base social. Berlusconi tuvo el mérito de aglutinar a la mayor parte de los antiguos votantes de la Democracia Cristiana, a la derecha más conservadora (representada por la Alianza Nacional de Gianfranco Fini) e incluso al secesionismo del norte (liderado por la Liga Norte de Umberto Bossi), pero todo eso ya pasó ante la realidad de un líder casi octogenario que además se encuentra expulsado del Parlamento. Que aún puede ser peligroso, ciertamente, pero que ya no volverá a ser lo que era.

La realidad es que el centroderecha italiana se encuentra huérfano de líder y que el Nuovo Centrodestra de Alfano espera poder ocupar ese lugar. Claro que Alfano está bastante lejos de poseer las dotes de liderazgo de Berlusconi, pero en todo caso se ha bregado suficientemente en la siempre muy compleja política italiana y, con incorporaciones como la de Boniauti, su formación gana consistencia. Debe recordarse que aunque Boniauti va camino de los setenta y cuatro años de edad, tiene a sus espaldas una trayectoria muy destacada: ha sido Subsecretario de la Presidencia del Consejo de Ministros durante el segundo (2001-05), tercero (2005-06) y cuarto (2008-11) gobierno de Berlusconi, lo que le convirtió en su portavoz oficial durante los mejores años del berlusconismo. Desde las elecciones de febrero de 2013 ocupa un escaño de senador, y ahora pasará a engrosar un grupo parlamentario que se compone ya de 33 miembros, Boniauti incluido, frente a los 59 que a partir de ahora tendrá Forza Italia.  Lo que supone que en la Cámara Alta Angelino Alfano ha sido ya capaz de arrebatar a Berlusconi más de un tercio de sus miembros, y sólo llevamos un año de legislatura.

Detrás de todo esto está el hecho de que el líder del principal partido italiano, Matteo Renzi, actualmente Primer Ministro, está afianzando su figura al tiempo que se queda sin rivales. Antes de que Renzi comience a ganar votos por el centro (con medidas propias de la derecha como bajar los impuestos), los políticos del centroderecha han de buscar una alternativa. Las elecciones europeas están perdidas ya, aunque quede todavía casi mes y medio para la celebración de las mismas. Pero hay que preparar el terreno para una futura confrontación electoral a nivel nacional, confrontación que puede producirse en el momento en que la nueva ley electoral (llamada Italicum) pase el trámite del Senado. Todo eso si Berlusconi, en una de sus astutas maniobras que siempre le han caracterizado, no cambia de opinión y echa marcha atrás en su apoyo a la nueva ley negociada con Matteo Renzi. Veremos lo que finalmente sucede, pero da la impresión de que el portazo de Boniauti no será el último.

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