Preocupaciones por el 23 de noviembre

En el acto de inicio de campaña del PSUV se refirió a su encuentro con Castro. Presentó a sus candidatos para gobernadores y alcaldes, a quienes pidió imponerse de forma apabullante. "Es fundamental que la oposición no ocupe ni un solo cargo. Debemos lograr un triunfo resonante, esplendoroso, para que yo, humilde soldado, pueda acelerar la revolución. La victoria total el 23 de noviembre permitirá que el socialismo se implante". Fidel le había explicado lo de la batalla contra los "reflejos condicionados". Es la batalla por imponer la ideología, conciencia revolucionaria, conocer a fondo la teoría que orienta la acción, y para tal propósito hay que estudiar a Marx y Engels, a Lenin y Mao, y a los autores que sujetan la ideología a las condiciones objetivas actuales, al socialismo del siglo XXI.

Quienes comentan el discurso se preguntan cómo pueden los candidatos de Chávez vencer, cuando las encuestas, incluidas las oficiales, coinciden en que la mayoría opina que la economía socialista no funciona, que sus políticas son ineficaces frente a la inflación y el desempleo, que es contrario al interés nacional regalar miles de millones a sus países amigos, que esos recursos deberían invertirse en Venezuela, que no se ha hecho lo suficiente para aliviar la pobreza general, que es pésimo el manejo gubernamental de la delincuencia, que se está en desacuerdo con el armamentismo, con las bases militares rusas, con la prédica sistemática del odio y la confrontación…

Observan que la estrategia de convertir las elecciones en un plebiscito juega contra Chávez, pues la mayoría lo hace responsable de las necesidades no satisfechas. Agregan que el oficialismo concurre muy fracturado, como lo reconoció Chávez en el discurso, y la oposición presenta candidaturas unitarias en la casi totalidad de las circunscripciones. Un comentarista señaló que EE.UU. considera que puede afrontar la crisis financiera con 700.000 millones de dólares y Chávez, en 9 años, ha administrado 812.000 millones. En criterio de nuestros analistas, tarde o temprano, los 27 millones de venezolanos llegarán a la convicción de que recursos tan cuantiosos, administrados con sensatez, tendrían que haber colocado al país a la cabeza de América Latina, en desarrollo con equidad, condiciones y calidad de vida.