`La pretensión independentista es la mayor amenaza de las últimas generaciones`

España · Fernando de Haro
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4 diciembre 2013
En las últimas semanas se ha producido un importante acontecimiento editorial, la publicación de una gran obra: Historia de la nación y el nacionalismo español. (Galaxia Gütemberg)  Han trabajado en ella 45 historiadores, el volumen tiene 1500 páginas y uno de sus autores es Juan Pablo Fusi.

En las últimas semanas se ha producido un importante acontecimiento editorial, la publicación de una gran obra:Historia de la nación y el nacionalismo español. (Galaxia Gütemberg)  Han trabajado en ella 45 historiadores, el volumen tiene 1500 páginas y uno de sus autores es Juan Pablo Fusi.

La amenaza de la independencia de Cataluña y  del País Vasco, ¿es, desde el punto de vista histórico, la mayor amenaza que ha tenido la nación española en los dos o tres últimos siglos?

En los  dos o tres siglos últimos siglos  ha habido tantas crisis y tantos problemas trágicos (la pérdida de América, la propia Guerra de la Independencia, guerras civiles, las carlistas, la guerra del 36 al 39…) que  han cuestionado  la propia continuidad de los que podríamos llamar  España que no me atrevería a decirlo. Es, sin duda alguna, un desafío grande a la organización territorial de cualquier Estado Es un problema sumamente grave, constitucionalmente muy espinoso, emocionalmente siempre decisivo, y por lo tanto, efectivamente es el más grave al que se está enfrentando nuestra generación o las últimas generaciones.

¿Por qué era necesario un libro como Historia de la nación y el nacionalismo español? ¿No se ha hablado ya bastante de la nación y del nacionalismo español?

Bueno, se habrá hablado bastante pero no siempre necesariamente con corrección. Por lo menos desde el punto de vista de los historiadores. Nosotros, pensábamos (porque, es un proyecto que empezó por 2004/2005) que estábamos hablando muchísimo, con razón y con interés historiográfico de los nacionalismos que llamamos periféricos y mucho menos de la idea de nación de España, de los sentimientos nacionales, de las preocupaciones nacionales…

El lector se encuentra con una obra colectiva. ¿Puede responderse a la pregunta sobre  “cuál es el momento histórico en que surge la nación española”? ¿O hay perspectivas muy diferentes?

Hay un cierto acuerdo, o por lo menos una especie de consenso historiográfico. No se puede poner una fecha y un día (“la nación española nació el 16 de marzo de 1912”). Se puede hablar de España, aun cuando todavía existan varios reinos cristianos y el Reino de Granada desde el siglo XIII. Hay un recuerdo, una construcción, si se quiere, de que esa España constituye “algo común” a los distintos reinos peninsulares. Por lo tanto yo creo que, desde ese momento, se debe empezar –con enorme cautela ya que no estamos hablando de una nación moderna, no estamos hablando ni muchísimo menos de un Estado nacional o unitario- ha hablar de España. En ese momento  hay reinos que empiezan a hablar de España con un sentido que va más allá de lo geográfico.

O sea, ¿atribuir el nacimiento de la nación española al reino visigodo no es rigurosamente histórico?

No es rigurosamente histórico pero, como siempre, no podríamos explicar lo que ocurre en el siglo XII sin entender lo que ha ocurrido en los siglos anteriores y,  por tanto,  en la etapa visigótica, y por tanto en la época romana. La historia es movilidad y cambio pero tiene también elementos de continuidad, incluso hasta de continuidad demográfica. Los  visigodos serían ciento y pico mil que actúan sobre una población de unos cuatro  millones de hispano-romanos, se fusionan de alguna forma y van creando un precedente de muchas de las cosas que pueden utilizar posteriormente. Lo que es muy interesante es que se utilice el mito de los visigodos. Se utiliza ya como forma de justificación y legitimidad del poder. En el Reino de Asturias, en el Reino de León se usa  la tesis gótica como origen del  poder de esos nuevos reinos que han ido apareciendo en  épocas posteriores.

Hay quien explica el surgimiento de la nación española como un relato casi apocalíptico. Sería en torno a los beatos como se fraguaría esa identidad en oposición al otro, al musulmán ¿a usted le parece exagerado?

Es exagerado, las realidades no suelen ser siempre tan dramáticas. Siempre hay factores de distinto tipo que intervienen: desde factores económicos, sociales, cuestiones azarosas, cuestiones dinásticas…Hablamos de un mundo radicalmente distinto al nuestro actual, donde los conceptos de identidad o de nación son debilísimos comparados con los que se utilizan en los siglos XVIII, XIX y XX. La autoridad de los  poderes centrales es mucho más efímera,  débil y difuminada de lo que puede ser ahora.

Eso que usted dice tiene otro interés, tiene que ver con los mitos de origen y eso es siempre precios. Pero no se  corresponde necesariamente con la propia evolución de la realidad histórica que pasa más por factores de tipo jurídico, institucional, dinástico, económico-social. No son tan brillantes y tan atractivos como los mitos, pero son indudablemente  el fermento de la historia.

Hay quien retrotrae el inicio del nacionalismo español a los visigodos y hay quien lo lleva hasta la constitución de Cádiz. Sobre todo la tendencia más liberal que dice que la nación española comienza en ese momento. ¿Eso es saltarse muchos siglos?

Eso es saltarse siglos, pero como siempre hay una parte de verdad. En Cádiz nace la soberanía nacional, pero de nación se habla y de nación española (ya en un sentido moderno) en el siglo XVIII. En el signo XVIII sobre todo en los últimos 30 o 40 años del siglo XVIII es cuando se producen ciertas guerras con Francia y  todo un debate con libros y  folletos  sobre si España es una  nación católica o España es simplemente una nación. No se hubiera hablado en Cádiz de España como nación soberana si antes no hubiera ya la clara conciencia de que en España hay una nación. Jovellanos, Campomanes, Floridablanca, todos estos ilustrados del XVIII, tienen una idea muy clara de España como nación.

Normalmente la nación implica una narración sobre la propia historia pero en el siglo XIX en España, por ejemplo, y en buena parte del XX hay dos narraciones o más. ¿Eso es una peculiaridad española?

No es peculiaridad española integrar parte de estas narraciones. Estos relatos o metarrelatos se fijan y cristalizan de una manera mucho más fuerte que en ningún otro siglo anterior en el XIX. Entre otras cosas por el desarrollo de la imprenta, del público lector y la creación de estados nacionales lo que  lleva a la codificación del derecho, a la redacción de historias de España, a la institución de la educación primaria y secundaria. Desde el XIX hay  todo un repertorio de interpretaciones de la historia mucho más elaboradas que en los cronicones anteriores. Lo que encontramos  en España, (pienso en la historia de Modesto Lafuente) es muy parecido a lo que encontramos en otros sitios. Lo que está implico en su pregunta son las dos visiones de España; una visión liberal de España y una nacional católica. La tradicionalista pondría el énfasis en unos orígenes anteriores de España y en los reinos históricos. Y la otra en la soberanía nacional, en Cádiz y en la Guerra de Independencia como origen de la nación española. En el  caso francés hay una interpretación que identifica a Francia con la Revolución francesa, la Marsellesa y la Tricolor; y la otra interpretación que la considera como una nación católica, como un reino católico creado por Clodoveo y en donde la República ha sido un episodio muy corto.

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