Objetivo: Recuperar el mérito
Una vez transcurridas las vacaciones estivales, el Ministro de Educación, José Ignacio Wert, ha comparecido ante la Comisión de Educación del Congreso de los diputados para explicar uno de los aspectos más delicados de su reforma educativa: el acceso a las becas. Si ya de por sí se trata de un tema naturalmente controvertido, más aún lo es en un contexto de grave crisis económica que todavía no ha visto su fin.
Wert se presentó en sede parlamentaria con una buena noticia bajo el brazo, y era un aumento en un 20% del presupuesto destinado a becas, afirmando que este año iba a llegar a la cifra de 1.417 millones. Pero las novedades no se quedaron ahí. Frente a los criterios anteriores, donde jugaba un papel clave tanto la renta como el patrimonio de los solicitantes de la beca, el ministro señaló que se introducía ahora un nuevo elemento basado en los conceptos ´fijos´ y ´variables´: es decir, los alumnos que accedan a una beca tendrán asegurada una parte en función de la renta familiar y de unas determinadas exigencias académicas, mientras que la restante se obtendrá dependiendo de la nota presentada por el alumno y de las calificaciones obtenidas por el resto de los becarios. En otras palabras, lo que el ministro Wert está articulando es un sistema competitivo donde los mejores sean aquellos que accedan a las ayudas al Estado. El ministro fue muy claro al respecto: lo que se trata es, en esencia, de ´dar más a quien menos tiene y a quien más se esfuerza´.
Y es que la Educación en España está mal acostumbrada a que los recursos se repartan de igual manera entre todos, sin importar quién se esfuerza más y quién, mientras, no merece seguir recibiendo ayudas. Debemos recordar que, desde comienzos de los años ochenta, en nuestro sistema educativo se impuso la pauta de ´todos deben pasar´, y ese ´todos deben pasar´ tenía que ser necesariamente ´pasar por debajo´: si sabes las cosas, bien, y si no, pues también. Ello está dando como resultado las generaciones peor preparadas de nuestras Historia reciente, aplazando en nuestros alumnos el choque con la dura realidad en muchos casos. Con razón ha dicho el Ministro de Educación que ´el actual sistema es ciego a los resultados´.
Pero no estamos para mirar para otro lado: los recursos públicos son cada vez más escasos y, mientras la corrupción siga imperando en nuestro país, debemos prepararnos para que sólo los mejores puedan acceder a esos cada vez más limitados recursos. Porque los datos son sencillamente escalofriantes sobre la calidad de nuestro sistema educativo. Como recuerda en un artículo en ABC Alvaro Martínez, nuestro país dispone de 79 universidades frente a una de las regiones más prósperas del mundo, la norteamericana California: sin embargo, ninguna de ellas aparece entre las 200 mejores del mundo, mientras que California tiene la segunda, la tercera y la sexta. Y eso que no hace falta irse a Estados Unidos para encontrar universidades mejores que las nuestras: en Inglaterra (Oxford y Cambridge, por ejemplo), Francia (Sorbona y Nanterre) y Alemania (Heidelberg y Tubinga) podrían pintarnos la cara sin apenas esfuerzo.
El principal problema para Wert va a ser que tendrá que luchar contra uno de los sectores más ideologizados del país, y tendrá que apoyarse en un Gobierno donde el presidente se encuentra cada vez más bajo sospecha por el llamado caso Bárcenas. Cuanto antes finalice el trámite parlamentario, mejor: sus reuniones con los consejeros de Educación de las diferentes comunidades autónomas (con especial mención a la de Cataluña) debieron dejarle claro el escaso interés de muchos por cambiar nuestro muy decadente sistema educativo. Pero no debe olvidar que somos muchos los que estamos esperando que el mérito y el esfuerzo vuelvan a las aulas de nuestro país, porque, de no ser así, habrá hecho inútiles los esfuerzos de muchos por ser cada vez más competentes y competitivos en un mundo que lo exige cada vez más. Ánimo, Sr. Ministro: su lucha merece la pena.