Una Europa Unida
“Lo que nos une es más fuerte que lo que nos separa” es lo que Honrad Adenauer, Robert Schuman, Alcide De Gasperi, Jean Monnet tuvieron que cuidar de recordarse durante todo el largo proceso de unificación europea post-bélico. Esta, aparentemente sencilla pero en realidad revolucionaria, consideración representa el fracaso de las ideologías totalitarias.
Afirmación del valor único e irrepetible del ser humano, libertad de expresión, religiosa, de educación, de imprenta, cooperación entre los pueblos: estos son solo algunos de los elementos que ellos quisieron afirmar, junto con el deseo de una paz duradera.
Preguntémonos qué ha quedado, hoy, de la visión de Europa de los padres fundadores, en una fase de profunda crisis económica, que también es cultural y política. Esa intuición originaria ha producido un método positivo, una mentalidad y una cultura que eran la base de las políticas que han permitido sesenta y cinco años de paz y desarrollo, el periodo más largo de la historia de Europa sin conflictos (exceptuando la Guerra de los Balcanes, fruto de la disgregación de los regímenes del Este).
1) Da los primeros pasos basada en estas consideraciones la primera parte de la exposición “Sinfonía del nuevo mundo. Una Europa unida, desde el Atlántico a los Urales” que presenta, en el próximo Meeting de Rimini, la Fundación para la Subsidiariedad junto a un grupo de estudiantes universitarios: un redescubrimiento del pensamiento de los fundadores de Europa que ha llevado a una idea de Unión Europea como lugar de libertad, de desarrollo y de paz. El verdadero drama del proyecto político europeo, que sale al paso del trágico clima de finales de los años Cuarenta, consiste hoy en no partir del pensamiento que lo ha fundado.
2) Y, sin embargo, no nos faltan signos de esperanza, pues en la segunda parte de la exposición se podrán ver varios videos que muestran experiencias relativas, por ejemplo, a la acogida de inmigrantes, a grandes proyectos de cooperación científica, a la ayuda alimenticia, a las ayudas en zonas de mayor crisis o que están en vías de desarrollo, a las oportunidades ofrecidas por la libre circulación de estudiantes y profesores, trabajadores y mercancías.
Otras novedades nacen en el clima de paz que el nacimiento de Europa ha propiciado: un dialogo profundo y de significado histórico entre católicos y ortodoxos rusos en el escenario de una Europa que va desde el Atlántico hasta los Urales; una amistad imprevista entre exponentes de la jerarquía y los mundos anglicano y católico.
3) La tercera parte de la exposición saca a la luz algunas propuestas de orden económico, social e institucional, que podrían favorecer la permanencia y la multiplicación de estos hechos. Se trata de reconsiderar el valor del nexo entre el hombre individual, con todos sus ideales, las formaciones sociales a las que pertenece y las instituciones marcadas por la subsidiariedad horizontal y vertical. De la exposición emergen señales de esperanza y se indica una dirección para el porvenir, inevitablemente europeísta, de nuestro país.