¿Una alternativa real al duopolio?

El partido entre gallegos y catalanesfue un partido de los de antes, de ésos que crean afición a este deporte tanmarcado por el control y la táctica en los últimos años.   Tras marcar tres goles en los primeros 17minutos de juego, el BarÇa parecía tener sentenciado el choque. Sin embargo elDeportivo, equipo que nada tiene que ver con aquel Súper Depor que enamoraba a media Europa a mediados de los 90 y alcomienzo del siglo XXI, tiró de una casta propia de otras épocas para ponercontra las cuerdas al equipo blaugrana, que no supo mantener una ventajaabultada a pesar de la clara superioridad que sobre el papel se le suponía. Yes que la grandeza de este deporte reside en que ni el papel, ni la pizarra nilas tactical boards garantizan unavictoria. El Depor cuenta con un entrenador valiente que ya dejó huella en elCD Tenerife en su último ascenso a Primera. De hecho en la isla aún andanpreguntándose por qué echaron a este ganador empedernido, de los pocosentrenadores a los que he podido ver no conformarse nunca con el empate ni siquieraen una competición tan trabada como  la SegundaDivisión. Oltra, en lugar de buscar planteamientos defensivos para anular eljuego del rival, decidió atacar con lo que tenía e intentar aprovecharse de lacandidez cada vez más preocupante de la defensa culé (más allá de las bajas endefensa, es alarmante el bajo estado de forma de Valdés en este inicio detemporada). Al final, como casi siempre, decidió ése al que algunos aúndiscuten que sean el mejor jugador del mundo, el más decisivo. Cuando Messi veque el partido se complica, es el que pide el balón, el que asume laresponsabilidad y el que define. Gracias a su actuación estelar, el Barcelonano se dejó dos puntos que le habrían relegado del liderato en beneficio de eseextraño que anda merodeando por los puestos altos de la tabla, el Atlético deMadrid.

Y es que los aficionadoscolchoneros deben de tener los ojos rojos de tanto frotárselos en este iniciode competición cada vez que miran la clasificación.  Tan sólo han cedido un empate en la primerajornada, contando por victorias el resto de encuentros disputados. EsteAtlético no juega bien siempre. Pero hasta cuando juega mal gana, está en eseestado de gracia al que popularmente se le conoce como la suerte del campeón.Todos tenemos motivos para albergar un cierto grado de escepticismo. El equipode la ribera del Manzanares es, si no el que más, de los equipos más cenizos que uno puede encontrarse. Perohay motivos para la creer en él. Simeone ha logrado enchufar a toda laplantilla en el proyecto. Hombres como Raúl García o  Diego Costa, que tenían las maletaspreparadas durante la pretemporada ante la posibilidad de un traspasoinminente, se han vuelto importantes. En cada partido hay rotaciones sin que sevea alterado el resultado: once ‘Cholos' en el mismo equipo. El preparadorargentino ha contagiado a sus jugadores la misma entrega y el mismo entusiasmo dederrochaba cuando defendía la camiseta rojiblanca. Y eso se nota, sobre todo,en el inicio de cada tiempo, donde el Atlético ha acostumbrado a sufrir pájarasmonumentales que le han costado infinidad de puntos. Si a esto le añadimos queeste año la defensa no está teniendo los errores clamorosos de años anteriores(se echan de menos en el Calderón los suspiros de los aficionados cada vez quePerea tenía el balón en situaciones comprometidas) y que cuenta con el nuevemás en forma del mundo, Falcao, al que el apodo de tigre parece quedársele corto (la acción en la que se interpuso aun tiro de la Real tirándose de cabeza fue tan decisiva como el gol de libredirecto que ejecutó al final del partido), los aficionados rojiblancos tienenmotivos este año para soñar despiertos. Parece que, por fin y para el bien delfútbol, este año puede haber una alternativa real al gobierno incontestable dela Liga por parte del Madrid y del Barcelona en los últimos nueve años.