El impresionismo francés… y Berta Morisot
El impresionismo comenzó su historia particular en Francia en 1874, como una vanguardia antiacadémica rechazada por la crítica, que exponía en la galería del marchante de arte Durand-Ruel, su gran valedor, al margen de las exposiciones oficiales del Salón de París. Sus artistas Pissarro, Monet, Degas y Berta Morisot, entre otros, defendían una pintura realizada preferentemente al aire libre, que captase con inmediatez la luz y la atmósfera a través de toques de color rápidos, con tonos puros (rojo, azul, amarillo), el blanco, tan relacionado con la luz, y los complementarios (violeta, naranja y verde), en un rechazo total de los oscuros como el negro, gris o marrón que afirmaban no existen en la naturaleza. Por ello el impresionismo es la pintura de los colores que saltan de la "joie de vivre".
Berta Morisot (1841-1895) pertenecía a una familia de la alta burguesía y se inició en la pintura junto a su hermana Edma con el apoyo de la madre. Copió en el Louvre a Tiziano y Veronés, y con 19 años contactó con Corot quién la introdujo en la pintura al aire libre. Cuatro años más tarde aprende a esculpir, y su padre les proporciona un estudio. Traba amistad y admira a Eduardo Manet, que la retratará hasta en diez ocasiones. Con 31 años viaja por España, viene a Madrid, Toledo, El Escorial, sólo dispuesta a ver pintura, con los ojos puestos -como su maestro Manet- en Velázquez y Goya. Se casa con Eugéne Manet, hermano del pintor y tres años más tarde nacerá su querida hija Julia. Participa activamente en las ocho exposiciones impresionistas. Viaja a Inglaterra para ver a Turner y Constable.
Amante de las tertulias, los jueves se reunían en casa con artistas amigos como Renoir, Puvis de Chavanne, Monet o Mallarmé (tutor de su hija). Expuso en Nueva York y Bruselas. Su salud, siempre delicada, se quebró en 1895 con 54 años, a causa de una gripe. Su hija Julia junto a Mallarmé, Degas, Monet y Renoir organizaron a continuación una gran retrospectiva con 394 obras de las 700 que componen su repertorio.
Su estilo totalmente colorista se inicia con una pincelada corta y rápida -la esencia impresionista- obteniendo efectos de luces y transparencias magníficos. Su obra es como un diario de la vida, las amigas, su marido Eugene, su hija Julia a la que retrató en tantas ocasiones. Espacios interiores llenos de luz y color. Marinas de ágil pincelada y gran precisión atmosférica. Más tarde incorporará tanto en las figuras femeninas como en el paisaje un trazo largo y delicado, con poca pasta de color y toques largos que se deslizan suavemente sobre el lienzo en contraste con su estilo inicial. Apenas conocida por su condición de mujer, sin duda ésta es la ocasión para saborear a esta deliciosa protagonista del Impresionismo francés.