Moneyball. Rompiendo las reglas

La película cuenta con un guión tan bueno que los no aficionados al deporte disfrutarán de una buena historia, bien contada, bien interpretada y con unos diálogos depurados y magníficos. Aaron Sorkin consigue lo que consiguió con La red social: de un tema aparentemente gris y poco peliculero consiguió hacer una gran obra, en la que no sólo habla de beisbol, de las negociaciones deportivas, sino también de las prioridades en la vida y de las relaciones paterno-filiales.
La película plantea una cuestión interesante: ¿qué pasa cuándo se aplica al deporte, o a cualquier actividad humana, unos criterios cuantitativos y medibles? La película demuestra que no valen las soluciones puristas, y que el factor humano y los resultados estadísticos pueden dar buen resultado si se conjugan inteligentemente. Pero lo más importante que propone el film es que decidir las cosas sólo por dinero no es una buena idea.