J. Edgar
Con una interpretación asombrosa de Leonardo di Caprio, magníficamente caracterizado, Clint Eastwood nos dibuja un inquietante retrato de Hoover, como un hombre de ideas claras y fijas, pero con una dependencia de su madre que recuerda a las películas de Hitchcock. El cineasta da por sentada su homosexualidad, y en general no da una imagen muy presentable del Superpolicía. Aunque se hace entrañable por su vida de trabajo intenso y convicciones arraigadas, al final vemos a un hombre radicalizado y delirante en sus maniobras persecutorias.
La película es fría, al estilo de su director, pero absorbe al espectador. La dirección artística es deslumbrante, y el trabajo actoral, completado con Naomi Watts, Judi Dench y Armie Hammer es admirable. Una vez más, Eastwood, aquí ayudado por el guión de Dustin Lance Black, consigue hacer un film denso e interesante, y no carente de perplejidad moral.