El “nuevo” gobierno talibán de Afganistán
Muhammad Hassan Akhund, exministro de Exteriores y vicepresidente, ha sido nombrado primer ministro, mientras que Abdul Ghani Baradar, jefe del gabinete político talibán de Doha, será su vicepresidente. Ni “inclusivo” ni “nuevo”, pues todos los ministros forman parte del movimiento talibán y de la etnia pastún, y en su mayoría ya han ocupado puestos en la jerarquía talibán anteriormente. Sin embargo, de muchos de ellos sabemos muy poco, como ha dicho el New York Times, resumiendo las biografías de algunos de los ministros más importantes. Naturalmente, no hay espacio para mujeres. Desde el punto de vista étnico, destaca la presencia del uzbeko Abdul Salam Hanafi, pero su presencia en el equipo de gobierno no se puede considerar una apertura real a las minorías, pues antes incluso que uzbeko es miembro de largo recorrido del movimiento talibán.
Repasemos algunos datos sobre los principales protagonistas de este gobierno talibán, que afirma tener como referencia última al “guía supremo” Hibatullah Akhundzada. El primer ministro Akhund ocupaba el cargo principal en la Rehbari Shura de Kandahar, el consejo de gabinete, y según informa el Times of India gran parte de su prestigio se lo debe a la cercanía del difunto mulá Omar. Lleva varios años incluido en la lista de terroristas de Naciones Unidas.
Otro nombre conocido es el ministro del Interior, Sirajuddin Haqqani, por quien el FBI ofrece una recompensa de cinco millones de dólares. Ya hay quien bromea diciendo que “al menos ahora sabrán dónde encontrarlo”. En el Ministerio de Defensa también hay un viejo conocido, Mohammad Yaqoob, hijo del mulá Omar.
Sin embargo, la figura que ha llamado la atención de todos es Baradar. En parte se debe a que, mientras que de Akhundzada y de Akhund se sabe muy poco, en este caso su labor de negociador en Doha le hizo más famoso y “accesible” en Occidente. Bloomberg ha publicado una breve biografía donde destaca su papel decisivo en la refundación talibán del bienio 2002-2003. Para Baradar la prioridad será acceder a las ayudas internacionales y a los miles de millones de dólares del Banco Central, que de momento están congelados porque, como dijo el secretario general de la ONU Antonio Guterres, en Afganistán se prevé una crisis humanitaria sin precedentes. Para cumplir con su tarea, tendrá que convencer a los líderes internacionales de que estos talibanes son diferentes de los que gobernaron hasta 2001. Pero esta composición de gobierno va justo en dirección contraria.