Justin Bieber. Never say never

Al igual que el antedicho documental, tiene este un tono hagiográfico, muy marketiniano, destinado a limpiar una imagen que cuenta con no pocos detractores. No obstante en el film se ilustra con claridad diáfana el esperpento de la histeria colectiva, un fenómeno que rodea a Justin Bieber de forma especialmente patética. Es muy interesante cómo describe el poder de las redes sociales, que en este caso han sido decisivas para encumbrar al joven cantante.
El documental en sí es brillante, magnético, y combina imágenes íntimas y familiares, con testimonios de amigos, fans y equipo técnico; escenas cotidianas con conciertos multitudinarios; momentos de ensayo y de juego… todo sin asomo de vulgaridad o de oscuridades ¿Demasiado bonito para ser cierto?