El cambio no está garantizado
El PP no está ganando, el PSOE de Zapatero está perdiendo. Desaparece del horizonte el gran lastre del actual presidente del Gobierno y los votantes que se inclinaban por la abstención recuperan sus siglas. Es la primera reacción y habrá que ver si los datos se mantienen. Pero pueden indicar una tendencia a la recuperación en la intención de voto de los socialistas.
La estrategia electoral del PP hasta el momento ha sido la de siempre: dejar que los socialistas se cocieran en su propia salsa sin hacer mucho ruido para no movilizar el voto de la izquierda. Confiar la victoria a la abstención. Pero el PSOE tiene un suelo alto. La información sobre la negociación con los terroristas y el caso Faisán -a juzgar por la valoración positiva que dan las encuestas de Rubalcaba- no les está suponiendo un coste importante. Si Zapatero consigue acabar la legislatura puede ir lanzando una serie de mensajes positivos para el electorado de izquierda que quiere recuperar. Los socialistas pueden vender como un ejercicio de democracia interna las primarias y explotar cualquier dato de mejoría económica, por mínimo que sea. Si las municipales y autonómicas no son una absoluta debacle pueden seguir trabajando en la recuperación de terreno.
La clave de las elecciones de mayo no sólo está en Castilla-La Mancha. Quizás es más decisivo el resultado de las andaluzas. Si en Andalucía los populares obtienen las ocho capitales de provincia y además la victoria en municipios del interior, como Antequera o Écija, tendremos una señal bastante clara de que, a pesar de sus esfuerzos, el intento de los socialistas por recuperar a sus votantes de siempre ha fracasado. Sin el soporte de esa Andalucía de siempre, que habría registrado una de las mutaciones más radicales de la reciente historia democrática, el PSOE no tendría nada que hacer. Pero ese cambio no está garantizado. Una oposición más activa y más propositiva sería de gran ayuda. Además de la abstención de la izquierda se pueden cultivar otros huertos.