Sospecha sobre la vida
Establece que existe un derecho a las sedaciones paliativas, aunque acorten la vida, y obliga a los médicos a retirar o no instaurar medidas de soporte vital que "sólo contribuyan a prolongar en el tiempo una situación clínica carente de expectativas razonables de mejoría". Dicho de otro, obliga a los médicos a que no practiquen el ensañamiento terapéutico. Normalmente ningún médico practica el ensañamiento. Pero a partir de ahora, en la práctica, se les priva a los facultativos de decidir cuándo y cómo es necesario suspender un tratamiento que aumenta el sufrimiento de un modo inconveniente.
Hasta ahora lo decidían utilizando su experiencia profesional y su sentido común. Ahora estarán presionados, seguramente para acortar vidas consideradas inútiles, por una Administración y por unos familiares que podrán denunciarlos por incumplir una obligación no médica. También carece de sentido que la sedación paliativa se convierta en derecho, ya se realiza cuando es necesaria. Otra cosa es que a partir de este momento se reclame una sedación no considerada conveniente por los buenos médicos, buscando una eutanasia encubierta.
El PP de Andalucía no ha estado fino apoyando esta ley, que parece pensada para quitarles armas a los que quieren combatir a favor de la vida hasta el final, que está redactada por los que miran con sospecha una vida por el hecho de que esté marcada por el sufrimiento.