Detrás de los toros
En las sesiones de la comisión que debatía la Iniciativa Legislativa Popular contra los toros en Cataluña se han vuelto a escuchar argumentos que relativizan la especificidad del dolor humano. El compareciente Jesús Mosterín comparó el sufrimiento de los morlacos con la ablación y la violencia de género. La pintura que quedaba dibujada era la de un hombre que "no es una cosa entre cosas", que diría Spinoza, pero sí "un animal entre animales". Mosterín está también detrás del Proyecto Gran Simio, fue quién le proporcionó munición a Francisco Garrido. Este investigador del CSIC, formado en Alemania, con publicaciones sobre muchas materias, colaborador en tiempos de Félix Rodríguez de la Fuente, divulga en España las teorías del australiano Peter Singer. Peter Singer y la italiana Paola Cavalieri en 1993 publicaron en Londres el libro Great Ape Project. Equality beyond humanity. La obra colectiva, que ha publicado en España Trotta, era la ocasión para que un grupo amplio de especialistas apoyaran la "Declaración de los Grandes Simios Antropoideos".
Sus tesis entroncan con una corriente que desde mediados de los años 70 ha defendido la capacidad cognitiva de los primates superiores: su mente sería una especie de caja negra que habría que descifrar. Las raíces filosóficas del Proyecto Gran Simio las ha estudiado un discípulo de Gustavo Bueno, Iñigo Ongay, que en la defensa de su tesis doctoral (http://www.nodulo.org/ec/2007/n064p01.htm) en 2007 hizo un interesante análisis crítico de lo que esconde la defensa de los derechos de los animales. Singer postula que se les reconozca a los grandes simios los derechos a la libertad individual, lo cual quiere decir que no puede haber zoológicos ni granjas; a la protección frente a la tortura, con lo cual se termina con la investigación biomédica; y el derecho a la vida, lo que conduce al vegetarianismo obligatorio. Estamos ante una manifestación más de la "deconstrucción" del 68 que ahora destruye la especificidad de la persona, en nombre de la igualdad de especies desdibuja lo humano. Mosterín en su libro Vivan los animales es muy claro, la cultura ya no es expresión de ese unicum que es el hombre, en su búsqueda de un significado. La cultura -asegura- "no es un fenómeno exclusivamente humano, sino que está bien documentada en muchas especies de animales superiores no humanos".
Al tiempo que Mosterín hacía en el Parlamento de Cataluña sus proclamas animalistas, se presentaba en Madrid un libro de Clara Janés, Desde la sombra llameante (Siruela). La autora recuerda su relación con María Zambrano. Janés relee a la filósofa malagueña y aparece como un rayo clarificador lo que nos hace diferentes, el "íntimo sustento que es el nexo que une al ser del hombre con la realidad, una confianza, una esperanza que María Zambrano define como hambre de nacer del todo (pág 44)". Ésa es "una voracidad que hace recordar a la crisálida que devora su capullo, su envoltura: hambre de existir, sed de vida. Voracidad que transpuesta a lo humano es amor, hambre irresistible de existir, de tener presencia y figura" (Filosofía y política). Es esta voracidad irresistible de vida, de vida infinita, eterna, que nos domina cada amanecer y cada anochecer, con más concreción y contundencia que los discursos ideológicos, la que nos dice que estamos misteriosamente solos, misteriosamente acompañados.