Zelaya quiere provocar
Su reacción reclamando la restitución del presidente depuesto y que se respete la integridad de la embajada son signos claros de que Lula parece haber caído en este asunto del lado de Chávez o, lo que es lo mismo en este momento, del lado de José Miguel Insulza, el máximo líder de la OEA.
Zelaya ha vuelto a Honduras para provocar, sabiendo que sus oportunidades se agotaban. Rechazó la fórmula que el pasado mes de julio le ofreció Oscar Arias en el llamado Acuerdo de San José. Habría podido volver al país de un modo ordenado, se habría podido integrar en un gobierno de concentración nacional hasta la celebración de las elecciones. Sólo se le exigía que renunciase a su proyecto para reformar la Constitución que el poder judicial había declarado ilegal y que provocó su destitución.
Si Zelaya hubiese querido llegar a un acuerdo dialogado podría haber aceptado esa fórmula. Podría, como han señalado algunos analistas, haber aprovechado la presencia de los líderes mundiales en Pittsburhg con motivo del G-20 para impulsar una solución diplomática. Pero, como ya intentó el pasado mes de julio con su presencia en la frontera, lo que busca Zelaya es provocar un levantamiento entre sus seguidores para que se enfrenten al Gobierno de Micheletti y al ejército que le apoya. La diplomacia española se equivoca al tomar partido a su favor.