Joseph Roth. Jefe de estación Fallmerayer. Acantilado
Escrita ya en el exilio parisino, pero muy al principio, en el invierno de 1933, carece del pesimismo radical de las últimas (y mejores creaciones) de Roth. ¡Pero qué historia! ¡Pero es que no hay nadie en el mundo del cine que lea! Evidentemente no la pienso contar aquí: sería otro crimen peor. Sólo os puedo decir que es una historia clara en la superficie, pero con un fondo abismal. Una historia de pasión, y de Ley, como lo son las buenas parábolas amorosas y amatorias. Sensual hasta perder el sentido, y al mismo tiempo de un sentido espiritual tan profundo como incontrovertible. Nadie (salvemos a la Dinesen) ha contado las historias que ha contado Joseph Roth.
(La foto de Joseph Roth está tomada en el Café Le Tournon de París a comienzos de su exilio).
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