Subsidiariedad es reconocer la primacía natural de la sociedad civil
El principio de subsidiariedad implica toda una concepción de la política y de la economía, contraria al estatismo propio del socialismo. Significa que prevalecen los derechos de las personas frente al Estado, y no al contrario. Significa que la iniciativa privada es la que desarrolla la economía y no la pública. Significa que el Estado no puede actuar en la economía si la sociedad se basta por sí misma. Pero lo más importante de todo es que significa el reconocimiento de una realidad natural anterior al Estado: la sociedad civil. Ésta es el soporte, la realidad sobre la que se asienta el Estado como un instrumento a su servicio, para garantizar los derechos y libertades de los ciudadanos y de la sociedad civil. Esto nada tiene que ver con el estatismo propio de lo políticamente correcto que impera en la UE, que cada vez más tiende a sustituir al Estado nacional por la burocracia europea, ahogando la iniciativa de la sociedad civil.
Tal vez echo en falta en el texto del manifiesto una reivindicación del carácter democrático, en el sentido de representativo, del Parlamento Europeo. Institución ridícula, carente de contenido y de articulación política en el entramado europeo. En este parlamento los miembros de uno y otro bando se sientan cómodamente instalados en un común denominador raquítico y tibio llamado políticamente correcto, del que hasta ahora no han sido capaces de salir. Esto se traduce en políticas como la del calentamiento global, contrarias a cualquier enfoque racional de la energía en Europa. La asunción de la ideología de género, con complejo de machismo, que tiene atenazados a los hombres, y activas a las feministas radicales que cada vez más integran el grupo socialista. No hay ni un solo parlamentario que haya sido una voz novedosa, o que se haya salido del carro, cuando así lo ha hecho ha sido expulsado. En conclusión: yo votaré pero no por el Parlamento Europeo, sino por razones políticas nacionales de otro tipo.