Entrevista a Francesco Magni

´Las preguntas del 68 son muy actuales´

España · F.H.
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23 agosto 2018
Francesco Magni es uno de los organizadores de ´¡Queremos todo!´, la exposición del Meeting de Rímini sobre el 68. Magni nos cuenta el enfoque de la muestra y el método utilizado para prepararla.

Francesco Magni es uno de los organizadores de ´¡Queremos todo!´, la exposición del Meeting de Rímini sobre el 68. Magni nos cuenta el enfoque de la muestra y el método utilizado para prepararla.

Habéis querido hacer una exposición sobre el 68 no negativa, ¿por qué?

Porque nace de las preguntas de un grupo de jóvenes universitarios y se ha ido desarrollando en torno a esos puntos que a ellos les parecían más interesantes en comparación con su propia experiencia. Empezó siendo una exposición sobre el 68 pero se ha convertido en una exposición sobre los años sesenta, donde la gran parte del interés se ha concentrado en ese deseo de relaciones auténticas, de autenticidad, de participar en la evolución y en las fatigas del mundo, que es uno de los aspectos que más ha llamado la atención de los jóvenes con los que hemos construido esta muestra. Inevitablemente, esto luego ha despertado también una forma de construir la exposición como ha quedado finalmente y no como teníamos pensado en un primer momento. Eso no significa que no haya un recorrido histórico, que lo hay, pero el núcleo que identifica el punto central de la exposición han sido las preguntas de los chicos: cómo podemos construir una sociedad mejor, cambiar el mundo, dar nuestra contribución… Preguntas que nos resultan muy actuales para hoy.

Hay una valoración muy interesante de este deseo de autenticidad en la sociedad de consumo que tenían los jóvenes en los años sesenta y que vosotros mostráis como algo muy positivo.

Sí, una parte muy positiva que precede al 68, durante toda la década de los sesenta, que paradójicamente luego se transformará en algo contradictorio. Esa sociedad de consumo a la que querían contestar, pidiendo mayor democracia, colectivismo, etc, da paso paradójicamente a una sociedad individualista, más aislada, donde la gente está sola, desaparece la figura del padre… Esta contradicción consiste en una de las principales críticas. Aquello en contra de lo que se pretendía ir al final termina prevaleciendo después de la contestación.

Es muy interesante la comparación entre lo que sucede en la Europa del este y en la Europa occidental. El deseo de autenticidad es el mismo, pero aquí hay violencia, en el este no, ni tanta ideologización. ¿Dónde está el punto en común y dónde la diferencia entre el 68 occidental y el de la Europa del este?

Podemos decir que el 68 es un fenómeno global que tiene ciertos rasgos comunes. En poquísimo tiempo se vuelve internacional todo el deseo de ser protagonistas en la historia del mundo, el tema de la pobreza, los oprimidos. Luego está el Concilio Vaticano II que cambia también el rostro de la Iglesia. Es un fenómeno global que interesa a América del Sur, del Norte, a la Europa del este, pero con declinaciones muy diferentes porque incluso entre el 68 italiano y el francés hay diferencias. La Primavera de Praga tiene un contexto soviético que en Occidente no existe. Ese deseo de libertad se ve sofocado con la ocupación, pero eso llevará años después a todo lo que vendrá después, podemos decir que Praga vive un 68 largo. En Italia también vemos unos años sesenta dramáticos, violentos, con la lucha armada, el terrorismo, hasta la tragedia del homicidio de Aldo Moro en el 78.

La muestra termina con una entrevista en video donde escuchamos las palabras de Giusssani a la contestación y una canción de Giorgio Gaber sobre María, ¿por qué habéis querido cerrarla así?

El último panel, que precede al video final, recoge las preguntas de jóvenes a las que hemos visto que Giussani respondía valorando ese deseo de autenticidad como algo que nos parece muy verdadero e interesante también hoy. Por otro lado, hemos elegido la canción de Gaber “Pido perdón si hablo de María” porque si este deseo de autenticidad no se enmarca dentro de unas relaciones humanas, dentro de una continua confrontación con la realidad de todos los días, corre el riesgo de convertirse en ideología y por tanto en violencia. En este sentido esta canción es muy significativa porque nos pone en guardia, nos pide estar atentos porque, sin la realidad de las cosas podemos hablar de grandes ideales pero luego no somos capaces de hablar de María, es decir, de la concreción de una historia particular. Es decir, la historia de cada hombre concreto tiene un valor que se inserta en la historia universal del mundo. Si se separan, surge el riesgo de la ideología y la violencia.

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