Historias urbanas

Mundo · Ángel Satué
COMPARTIR ARTÍCULO Compartir artículo
| Me gusta 59
16 julio 2018
Los días en Madrid son ya largos y calurosos, aunque comienzan a acortarse inapreciablemente. Como cuando crece la hierba. ¿Quién está atento a esto en las ciudades que no cesan? A las 7:30 de la mañana comienza a despertar Madrid, porque lo hace su tráfico. Su pulso se acelera con cada acelerón. Es cuando amanece en Madrid.

Los días en Madrid son ya largos y calurosos, aunque comienzan a acortarse inapreciablemente. Como cuando crece la hierba. ¿Quién está atento a esto en las ciudades que no cesan? A las 7:30 de la mañana comienza a despertar Madrid, porque lo hace su tráfico. Su pulso se acelera con cada acelerón. Es cuando amanece en Madrid.

A esa hora los ejecutivos ya habrán desayunado, o en ayunas irán al primer bar de la esquina, con algún compañero, a tomarse el primer café del día, mientras se despachan con comentarios y aspavientos cotidianos, a modo de otro tipo de alimento light. Que si el fútbol, que si el rey, que si el golfo ese, que si mira esta…

El tiempo sucede circular, aunque para nosotros, mortales, es lineal. Cuando llega la noche la ciudad hace como que duerme, pero no duerme, ya ni sueña. Solo que vive de noche, sin sueños. Por eso la gente enmudece, ennegrece y entristece tanto.

Sin embargo, como un reloj atómico, la gitana está ahí, a las 7:30 y al caer el sol, a la fresca. En un semáforo. El más concurrido de la capital. A la espera de una moneda por un lavado rápido de parabrisas.

Hace unos días que Pedro, oficinista, lo que haga falta para sacar una familia adelante, se paró en el semáforo. La gitana se abalanzó sobre su parabrisas. Le dio unos céntimos. Desde aquel día, la gitana cuando ve el viejo coche de Pedro y a éste le pilla el semáforo, tal avalancha corre hacia el capó. Cuando el semáforo se abre y Pedro no para, da igual, saluda a Pedro al pasar, para estupefacción de los otros oficinistas somnolientos. Siempre con una sonrisa que ilumina el enorme cartel de El Corte Inglés que anuncia rebajas, el verano o el año chino. No le pagan por esa luz.

Pedro se queda pensando cuando arranca. Ha estado días esquivando esta mirada que le interroga. Ha circulado por otras calles evitando el semáforo porque esa sonrisa, de una descartada de la sociedad, es para él un misterio. Le hace preguntarse muchas cosas, muchas prioridades. Su vida entera. Los sueños que tuvo un día y que la ciudad de las oportunidades ahoga. Un euro por una sonrisa, o una sonrisa por un euro. Gitana que bien sonríes, a la ciudad perteneces.

Noticias relacionadas

Los hombres que odiaban su tiempo
Mundo · GONZALO MATEOS
Se equivocan porque no miran la realidad, la que es, la que sucede. Sólo imponen su persona y su ideología. Porque lo que convoca atracción, lo que une, es la realidad, no nuestro poder o nuestras ideas personales....
17 mayo 2024 | Me gusta 6
Elecciones europeas: habitar nuestro tiempo
Mundo · Emilia Guanieri
Guarnieri, la que fue durante muchos años presidente del Meeting de Rimini, recurre a la propuesta contenida en el libro "Abitare il Nostro Tempo" (de Julián carrón, Charles Taylor y Rowan Willians) para afrontar el reto que provoca el “cansancio” de la política....
14 mayo 2024 | Me gusta 1
Israel no puede conseguir más en Gaza
Mundo · P. D.
La presión internacional se ha limitado hasta ahora a pedir que entrara la ayuda, en lugar de ampliarse para abarcar cuestiones como la reconstrucción y permitir que la población reanudara su vida....
7 mayo 2024 | Me gusta 0
Una esperanza humilde
Mundo · Luis Ruíz del Árbol
Sólo la radical pobreza de los que únicamente atesoran una esperanza humilde, que nace de la memoria de quienes nos aman, es capaz de reconocer que la vida, bajo cualquier circunstancia, siempre reclama más vida....
6 mayo 2024 | Me gusta 2