´Torra no desobedece, Sánchez puede restar tensión´
paginasdigital.es toma el pulso a la situación catalana en conversación con el escritor Jordi Amat.
¿El cambio de Gobierno de España puede ayudar a resolver el conflicto catalán?
Lo seguro, para empezar, es que no lo empeorará. Al presidente Sánchez la tensión le perjudica. Y lo más probable es que tome algunas medidas de distensión. Pero tampoco va a solucionarlo porque no tiene tiempo: el enquistamiento del conflicto, que es institucional y social, pide períodos largos de sosiego y consensos que deben ser construidos de nuevo.
Batet ha ofrecido reforma de la Constitución, recuperar artículos del Estatut anulados por el Constitucional… Es difícil que eso se pueda concretar. ¿Pero puede tener algún efecto la promesa?
La promesa es ya una distensión. Es un gesto constructivo tras demasiado tiempo de falta de gestos o gestos destructivos. Y más que la reforma de la Constitución, que un día llegará, tal vez antes incluso que la recuperación de los artículos, es más probable que puedan reactivarse leyes aprobadas en el Parlament (incluso con el voto favorable del PP) que luego fueron recurridas por el Gobierno en el Tribunal Constitucional. Más que promesas, esos gestos pueden convertir las buenas palabras en hechos tangibles.
¿Cómo valoras la posición de Torra? Sigue reclamando la DUI y el referéndum.
El president Torra creo que parte con una ventaja: la acción política de su antecesor fue básicamente destructiva y sus costes han sido enormes (en relación a la pérdida de poder, a la pérdida de la institución y la pérdida de consensos básicos de la sociedad catalana). Puede que Torra sea cautivo de la lógica del procés, que aleja la política de la realidad, pero por ahora, más allá de las palabras, su acción no pivota sobre la desobediencia.
¿En qué pueden acercarse posiciones?
Se debe reconstruir la lealtad institucional para que el independentismo gubernamental abandone de manera explícita la unilateralidad. Esa es una condición previa. Y lo es también la exploración de todo aquello que esté en manos del Gobierno para mejorar la situación injusta de los presos políticos, un elemento que hoy intoxica todo acercamiento.