´Muchos en Cataluña no entienden que lo hecho por Puigdemont es muy gordo´
Recta final de la campaña catalana. La analizamos con la ayuda de Josep López de Lerma, que fue diputado de CiU y que ha escrito hace unos meses un libro titulado “Cuando pintábamos algo en Madrid”.
¿Cómo está viendo usted la campaña?
Con preocupación respecto del contenido y del futuro resultado. Respecto del contenido, porque no lo hay. Es una simplificación con titulares mediáticos, nada didáctica respecto de qué se piensa hacer en aspectos muy importantes como la sanidad, la cultura, la enseñanza, etc. Y también muy preocupado por el resultado porque el conjunto de las encuestas publicadas dicen que la cosa está muy codo a codo y que hay un importante número de catalanes, más o menos entre cuatrocientos y seiscientos mil, que aún se lo están pensando.
¿Cree usted que los indecisos van a caer del lado independentista?
Yo creo que los independentistas quedan como están. No hay más. Lo que ocurre es que tienen movilizados, a través de mentiras muy gruesas y falsedades, a los suyos. En cambio, entre los no independentistas hay todo un segmento electoral que está dudando si ir o no a votar. No es que estén indecisos respecto a qué formación política votar, sino que –si me permite la expresión–, están cansados y cabreados por la situación política a la que ha llegado Cataluña inusitadamente. Y pueden pasar de las elecciones, y regalar la victoria a los independentistas.
Desmovilización de un cierto votante constitucionalista.
Sí, así lo creo. Y los independentistas ya tienen los votos que tenían, se están disputando entre Esquerra y la lista inventada por Puigdemont en el último instante. La CUP creo que bajará, su elector natural no quiere que sea parte de un gobierno. Lo suyo es la revolución pura y dura, por tanto por aquí pueden bajar. Pero la movilización del voto independentista, que ahora sí que debe optar entre Esquerra y Junts per Catalunya, está muy fuerte, se van a repartir indecisos, que los ha.
Confieso mi incapacidad para comprender ciertos fenómenos. Si Puigdemont apostó por una independencia unilateral y fracasó, ¿cómo es que sigue teniendo apoyo? Lo digo incluso desde dentro de la lógica independentista.
Tiene toda la razón del mundo y entiendo perfectamente sus dudas e incluso su estupefacción, pero no olvide que en Cataluña se llevan cinco años, estos dos últimos con mayor intensidad, tocando los tambores de la independencia y echando las culpas de todo a eso que se llama Madrid, muy particular y especialmente al PP, que en Cataluña es lo más minoritario que hay. Este es el gran desierto que tiene el PP.
Y todos esos tambores que están sonando impiden reconocer el fracaso de Puigdemont.
Sí, efectivamente. La gente normal y corriente no entiende que Puigdemont llevó a cabo algo muy gordo, un golpe de Estado jurídico. Y que la justicia se ha puesto en movimiento y ha judicializado todo este proceso, o parte del mismo, porque esto va en contra de lo que el Tribunal Constitucional dijo hace años. Se saltó incluso el propio Estatuto.
¿Y esa burbuja cómo se puede pinchar? ¿Cómo se puede hacer que la realidad entre en el búnker? Porque no es el búnker de un partido político sino de muchos catalanes.
Es el búnker de muchos catalanes y es una burbuja difícil de pinchar y deshacer. Ahora tenemos las elecciones, pero luego tenemos otra realidad, que es cómo quedan las piezas en el Parlamento. Habría escaños vacíos, ya que los que los deberían ocupar o están en la cárcel o están camino de ella. Si me preguntan por qué caballo ganador apuesto, yo diría que en función del sistema electoral catalán, que prima a las provincias con menor población, como es Girona, Lleida o Tarragona frente a Barcelona, diría que precisamente será la ley electoral, que nos viene de 1977, la que dé el mismo resultado que hace dos años. El que tiene más votos no tiene la mayoría parlamentaria. Esto va a ser muy complejo.