¿Quinto año triunfal?
Mientras demuestra su incapacidad para dar respuesta a las verdaderas necesidades de la gente, se entrega a una revolución cultural que rompe el tejido ético de nuestra convivencia. La banalidad con la que se presenta el aborto como "nuevo derecho" es el mejor emblema de todo esto. También hay que estar atentos al laicismo agresivo, en tanto que reducción real de la libertad y herramienta para implantar el pensamiento único.
Frente a esta deriva hay que apostar por la libertad social, cultural y educativa, claramente mermadas en los últimos tiempos. No basta una respuesta dialéctica, una oposición ideológica. Hace falta construir sociedad, espacios de convivencia que custodien la tradición como algo vivo, obras que manifiesten lo humano que ahora se pone en tela de juicio (como se ve en toda la cultura de la muerte). Sobre todo hace falta tejer comunidades vivas, capaces de educar y de expresarse públicamente. Sólo de ahí puede venir, con tenacidad y paciencia, el cambio.