Lo nuevo de U2 y la entrevista de fe a Bono en 2005
Han pasado cuatro años desde su último disco y cinco de aquella entrevista en la que Bono (y yo sin enterarme; ¿estaría en Babia?) explicitaba su fe en Cristo.
No line on the horizon: la criatura ha venido al mundo el pasado 2 de marzo para continuar la estela del grupo irlandés con 170 millones de discos vendidos desde que se juntaran en 1976 por un anuncio en el periódico. Pero los apasionados del grupo tendrán ocasión -tal vez me apunte si recalan en Madrid- de verlos en su gira de presentación y anuncian un nuevo trabajo para finales de año.
No line on the horizon contiene 11 canciones made in U2; esto es, voz con largo recorrido de agudos de Bono (Larry Mullen, promotor del anuncio en prensa, estuvo a punto de desecharle porque cantaba mal, pero le acogió por su carisma) y las creativas distorsiones de guitarra de The Edge, mayormente, con dos acompañantes de lujo que otorgan a la banda esa fórmula musical de rock experimental a la que ya estamos acostumbrados.
Realizado en diversos lugares, como París, Londres y la ciudad marroquí de Fez, donde asistieron a un festival de música religiosa, fue este último lugar en el que alumbraron prácticamente de un tirón cuatro de los temas del álbum, según manifiestan en una entrevista reciente aparecida en El Mundo.
Para conversación comprometida, aquélla que tuvo Bono en 2005 con el periodista agnóstico Michka Assayas y que recogió en el libro Bono on Bono, en la que expresó lo siguiente:
El 11-M y el perdón
"Lo he oído en la radio (el atentado en Madrid), y he visto las imágenes cuando he salido del estudio. Atroz. No dejo de pensar en la canción Love and mercy (Amor y misericordia) de Brian Wilson. Exactamente los dos sentimientos que los terroristas quieren destruir". Bono recuerda también el 11-S y cómo le habría gustado escribir una obra de teatro sobre "cómo un irlandés podía matar a otro irlandés a sangre fría. Le daba vueltas constantemente a lo que Hannah Arendt llama la banalidad del mal. Me preguntaba cómo es posible", reflexiona.
Amor que transforma
"Un hombre espiritualmente abierto es mucho más vulnerable y manipulable que un escéptico", afirma Bono. "El instinto religioso es muy puro, pero si no va acompañado de un gran rigor, es muy difícil de controlar. (…) Yo entiendo las Escrituras concentrándome en Cristo. Él nos enseña que Dios es amor. ¿Qué quiere decir esto? En su caso, el amor ha sido revelado a través de su nacimiento en una extrema pobreza, en una condición vulnerable, indigna. Creo que Dios es el amor con mayúsculas, y por tanto, si consigo transformarme y vivir en ese amor, entonces, habré encontrado mi religión. Cuando las cosas se ponen difíciles, intento vivir en ese amor que se me pide. Y en este momento, sinceramente, (por el 11-M) no es fácil hacerlo", reconoce.
Bono prosigue con su visión del Evangelio: "No tengo una visión hippy de Cristo. Los evangelios hablan de un amor que pretende mucho y que a veces divide mucho, pero siempre es amor. Con el Jesús del Nuevo Testamento se puede establecer una relación de igual a igual, mientras que la relación del Antiguo Testamento con Dios es una relación jerárquica. La cruz de Cristo asume en sí estas dos cosas", afirma el cantante con convicción.
Cuando Dios sale de escena
"La religión puede ser enemiga de Dios. Pero eso ocurre a menudo, cuando Dios sale de la escena, y nacen una serie de reglas donde en un tiempo hubo convicción, el dogma que sustituye a la espontaneidad, una congregación y un líder cuando antes era guiada por el Espíritu", sostiene.
El amor, un desafio
Para Bono, el amor es un auténtico desafío: "Los fundamentalistas no aman el mundo. Están sólo de paso, en espera de alcanzar el otro mundo. Es un argumento clásico: ‘Sufre aquí y allá recibirás recompensa'. Y sin embargo, yo pienso en las palabras de Cristo: ‘Así en el Cielo como en la Tierra'. Cuando uno va envejeciendo, se tienen menos posibilidades de cambiar la propia vida y se está menos dispuesto a ver el amor también como un desafío, se tiende a buscar un amor más seguro, más cómodo".
Bono reflexiona también sobre la poderosa diferencia que él encuentra entre el cristianismo y las demás religiones: "Estoy sinceramente convencido de que hemos salido del reino del karma para entrar en el de la gracia", sostiene.
"En el centro de todas las religiones está la idea del karma. Ya sabes, todo lo que haces te vuelve a ti; ojo por ojo, diente por diente, o en física -en las leyes físicas- cada acción encuentra otra igual u opuesta. Entonces llega esta idea llamada ‘Gracia' que acaba con todo esto", explica.
Cuando la Gracia supera al karma: "Yo he hecho muchas estupideces"
"El amor interrumpe las consecuencias de tus acciones, lo que en mi caso realmente son buenas noticias porque yo he hecho muchas estupideces en esta vida. Pero tendría serios problemas si finalmente el karma fuese mi juez. No es que excuse mis errores, pero yo me acojo a la Gracia. Me acojo a que Jesús tomó mis pecados sobre la cruz, porque yo sé quién soy y espero no tener que depender de mi propia religiosidad. El sentido de la muerte de Cristo es que Él tomó los pecados del mundo, de modo que lo que soltamos no vuelva a nosotros rebotado, y que nuestra naturaleza pecadora no coseche la muerte obvia. No son nuestras buenas obras lo que nos abre las puertas del cielo", afirma con convicción.
La réplica de Michka Assayas es inmediata: "Una esperanza tan grande es maravillosa, aunque esté cercana a la demencia, en mi opinión", responde. "Cristo tiene su lugar entre los grandes pensadores del mundo. Pero, eso de Hijo de Dios ¿…no es difícil de creer?", le pregunta.
La locura de creer en Cristo
"Verás, la respuesta laica a la historia del Cristo siempre dice algo así: ‘Era un gran profeta, obviamente un tipo muy interesante, tenía mucho que decir, en la línea de otros profetas, sean Elías, Mahoma, Buda o Confucio'. Pero la realidad es que Cristo no te permite decir esto. No te deja salir por ahí. Cristo dice: no, yo no digo ‘soy un maestro', no me llaméis maestro. Ni estoy diciendo ‘soy un profeta', sino: ‘Soy el Mesías. Yo soy Dios encarnado'.
Y la gente dice: ‘Por Dios, mira, intenta ser sólo un profeta. Un profeta es algo aceptable. Sólo eres un poco excéntrico ¡Si ya estaba Juan el Bautista, que comía hierbas y saltamontes! Pero por favor, no digas esa palabra con la M…'. Y Cristo responde: ‘Sé que esperáis que vuelva con un ejército para liberaros del mal, pero lo siento, soy de verdad el Mesías'. Así que lo que te queda es que, o Cristo era quien decía que era -el Mesías- o era un completo chiflado, tipo Charles Manson, o como los de los explosivos, que se puso una tira en la frente que decía ‘rey de los judíos' y subió a la cruz buscando el martirio… No bromeo, Michka. La idea de que el curso de la civilización ha cambiado, que se ha vuelto del revés, debido a un chiflado… para mí, eso sí que es difícil de creer", sostiene.
"¡Pero no ha sido el único en proclamarse Mesías!", replica Assayas. "Sí, pero los demás no han cambiado el curso de nada", responde Bono. "Cuando miro a la cruz de Cristo, veo todas mis estupideces, y también las de los demás".