España, sola ante el peligro

España · Ángel Satué
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5 octubre 2017
España, en el envite secesionista, como en 1936, vuelve a ser el campo de juego de las potencias para el siguiente nivel tipo de conflicto social y civil, que se viera ya en la plaza Tahir (Egipto) y Maidán (Ucrania), y no se descartan vínculos con potencias extranjeras, como las que se les atribuye presuntamente por los medios de comunicación al propio Podemos al menos en su fase de creación. Sería de traca que le dieran una patada a los EE.UU. en nuestro territorio. Por eso, la ayuda de los aliados y socios es fundamental.

España, en el envite secesionista, como en 1936, vuelve a ser el campo de juego de las potencias para el siguiente nivel tipo de conflicto social y civil, que se viera ya en la plaza Tahir (Egipto) y Maidán (Ucrania), y no se descartan vínculos con potencias extranjeras, como las que se les atribuye presuntamente por los medios de comunicación al propio Podemos al menos en su fase de creación. Sería de traca que le dieran una patada a los EE.UU. en nuestro territorio. Por eso, la ayuda de los aliados y socios es fundamental.

Se debe actuar en tres ámbitos prioritarios para comenzar la convivencia en libertad y conjurar toda intentona exterior de desestabilización de nuestros intereses:

1. Refuerzo de los lazos con los no secesionistas, activando un plan de aumento de la sociedad civil no nacionalista, esfuerzo que sobre todo se debe hacer por la sociedad civil; 2. Aplicación del estado de derecho y las leyes a los incumplidores, en primer lugar a los cabecillas; 3. Reforma de las instituciones de España para hacer un país moderno y atractivo, capaz de narrarse un relato colectivo atractivo, desde la Corona hasta el último español de cualquier confín del planeta, que colme el deseo y el anhelo de pertenencia de gran parte de la población, no solo catalana sino española. Exige por tanto civismo, coraje y altura de miras.

La globalización no ha ocurrido en vano, y sus efectos económicos y sociológicos han sido abono para el populismo y el nacionalismo, persiguiendo intereses de clase, élite o de pueblo, siempre excluyentes, exclusivos y supremacistas. Estos han sabido jugar con los miedos de las personas y su sentido de identidad, hasta el punto de ofrecernos una bonita identidad, un dorado, una utopía llenos de letra pequeña.

El mensaje lo ha comprado mucha gente –verbigracia de medios amarillistas– porque todos estamos cortados por el mismo anhelo de algo que nos colme y nos dé la felicidad. El 40% de no lectores de España que carecen de pensamiento crítico y pensamientos elaborados no son el mejor ingrediente para comenzar la regeneración, pero necesitamos que la sociedad invisible se haga visible, y que el poder destructor pase a ser energía creadora y creativa.

El estado debe y puede arrestar a los cabecillas de la sedición. El indulto, si tiene que haberlo, llegará, pues España es tan generosa con sus hijos como implacable con sus enemigos.

Proponer un gobierno ya de unidad nacional para aplicar las leyes (155, 116, Ley Seguridad Nacional, Código Penal) es una quimera, pero podría ser si Rajoy fuera generoso y Pedro Pablo fuera menos ególatra, o si lo votaran las Cortes, poniendo estas al frente a un hombre de consenso, que bien podría ser catalán. En cambio, no sería tan buena idea que hubiera elecciones solo en Cataluña, pues serían plebiscitarias, una especie de referéndum encubierto y nos llevaría a una campaña electoral de 14 días muy violenta y tensa en las calles. En todo caso, si el gobierno, de PP o de consenso nacional, optase por este camino, las debiera haber en la misma fecha para ambas administraciones. Idealmente, siempre buscando un programa electoral reformista consensuado previamente entre los principales partidos constitucionalistas, escuchando activamente a los nuevos partidos con o sin representación parlamentaria y a la sociedad civil.

En todo caso, si se llega a intervenir del todo la Generalitat, o hubiera elecciones, al frente de la misma o del bloque constitucional, según sea el caso, debería haber un político de consenso entre los no nacionalistas y entrado en años, posiblemente del PSOE con amplia experiencia europea.

Y aviso a navegantes, cuidado con el vecino del sur, que suele aprovechar estos momentos para robarnos la cartera.

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