La vaca
En los tiempos que corren, oscuros y terribles, dentro del cine independiente hay cineastas que entienden que su arte debe estar al servicio de la esperanza y no limitarse a constatar el desastre. Ya lo hicieron los neorrealistas italianos tras el horror de la Segunda Guerra Mundial. Ahora que el islam es una amenaza real para Occidente, no sólo por el terrorismo sino por su imparable enraizamiento en Europa, no nos es fácil mantener una mirada libre sobre él. De Francia nos llega una historia argelina, tan pequeña y sencilla en sus pretensiones como grande e inteligente en sus resultados. La dirige Mohamed Hamidi, muy condicionado por su amor al film de Fernandel La vaca y el prisionero (Duvivier, 1959). La vaca nos cuenta la peripecia de Fatah, un hombre de campo que con su mujer e hijas vive en un pueblo perdido de Argelia y que decide presentar a su vaca Jacqueline al concurso de la Feria de Agricultores de Port de Versalles (París). Pero para esta aventura no va a contar con el apoyo de su mujer, que piensa que se trata de un capricho insensato, ya que, al no tener dinero, tendrá que llevar la vaca a pie desde Marsella hasta París. Pero tal es la ilusión de Fatah que emprende su viaje a pesar de las burlas de muchos del pueblo. Por el camino encontrará diversas personas y hará nuevos amigos, poniéndonos de manifiesto paulatinamente la pureza de su corazón.
Mohamed Hamidi reconoce que esta divertida y simpática road movie tiene ciertos paralelismos con Una historia verdadera, de David Lynch, aunque aquí el tono es deliberadamente cómico, más a lo Pequeña Miss Sunshine, de Jonathan Dayton, y el aspecto social y comunitario es mucho más importante. También su tono humano nos puede recordar a ciertas películas de Berlanga o a algunos títulos del citado neorrealismo italiano, como Milagro en Milán de Vittorio de Sica. Por su parte el actor argelino Fatsah Bouyahmed, que interpreta al protagonista, tiene ecos de Roberto Benigni. En fin, a pesar de sus posibles referentes, La vaca tiene su propia personalidad, desbordante de sensibilidad humana y con un guión lleno de detalles inteligentes. Guión de Alain-Michel Blanc en el que han colaborado tanto el director como el actor protagonista, especialmente en los diálogos. La vaca elogia la pureza de un hombre bueno y pobre, frente a la complicada vida occidental, llena de problemas artificiales o secundarios. Pero también quiere mostrar una mirada crítica sobre ciertos aspectos de la vida de Argelia, a la vez que exalta la solidaridad y la conciencia de ´pueblo´. El film contiene muchos pequeños mensajes, como la posible convivencia entre religiones o el poder las nuevas redes sociales. Para nuestra colección de delicatesen.