´Las bombas de los hospitales venían de los yihadistas´
“Alepo es una ciudad fantasma, la gente está encerrada en sus casas, bajo la lluvia de misiles, sin atreverse a salir a la calle por miedo a recibir algún impacto. No hay una sola familia que no haya perdido al menos a una persona, muerta o secuestrada, por no hablar de los mutilados o los que lo han perdido todo”. Lo cuenta el padre Ibrahim Alsabagh, párroco y fraile franciscano que en este momento se encuentra en la zona oeste de Alepo, controlada por el gobierno. Desmiente la noticia de los dos hospitales de Alepo atacados por bombardeos de la aviación de Damasco. Según el padre Alsabagh, ambos hospitales se encuentran en la zona oeste, controlada por el gobierno, y han sido atacados por los misiles de grupos yihadistas que se encuentran en el este. También afirma que la mezquita y el abarrotado mercado de verdura atacados el pasado viernes fueron víctima del fuego yihadista.
Padre Ibrahim, ¿qué está pasando en Alepo?
Hace quince días la situación era tranquila, se acercaba la cita con Ginebra y respirábamos una cierta calma, teníamos la sensación de que las cosas estaban mejorando. Sin embargo, cuando se acercaba el final de las negociaciones de Ginebra se ha desatado el infierno, con tiroteos sin fin y lluvia de misiles.
¿Por qué se lucha?
Nosotros vemos los resultados, pero muchas veces también nosotros nos preguntamos por qué se lucha y si vale la pena matar a toda la gente de Alepo para llegar a un acuerdo. Pero lo cierto es que esta guerra absurda continúa.
¿Qué es lo que está en juego?
El control de Alepo. La ciudad donde me encuentro está en el ojo del huracán porque quien gane en Alepo gana en todo el norte y en la parte central de Siria.
La tregua excluye al Isis y Al-Nusra. ¿Son ellos los que están combatiendo?
Hay muchísimos grupos rodeando Alepo que están estrechando el asedio a la ciudad desde el este. Además del Isis y Al-Nusra, hay muchos grupos que no han aceptado la tregua.
¿Qué está haciendo el gobierno sirio en Alepo?
En Alepo el gobierno sirio defiende las zonas de la ciudad donde aún es fuerte y está presente. En la parte oeste, donde yo me encuentro, caen muchos misiles lanzados por grupos yihadistas. Llueven en las calles, en los edificios, en las iglesias, en las mezquitas, en los hospitales. El viernes cayó un misil en una mezquita y mató a 15 personas. Eso pasó en la parte controlada por el gobierno, por tanto no podemos pensar que el ejército sirio esté lanzando misiles contra sí mismo. Los misiles proceden de zonas controladas por grupos yihadistas.
Según la agencia ANSA, la aviación de Assad atacó dos hospitales, ¿es así?
No, los misiles que cayeron en los dos hospitales procedían de la zona controlada por los rebeldes. En la parte controlada por el ejército regular hay muchos muertos, muchos heridos, muchas casas destruidas, muchas calles bombardeadas. Las clases en los colegios se han suspendido, yo mismo he pedido a muchos de mis parroquianos que dejen de venir a las actividades en la iglesia, que solo vengan a la misa.
¿Hay tráfico por las calles o la gente ya no sale?
La gente ya no sale. Alepo es una ciudad fantasma, es como si siempre estuviera en toque de queda. El viernes lanzaron misiles en un mercado abarrotado donde se vende verdura. Hubo muchos muertos y la gente después de esos hechos se encerró en sus casas. Los comercios tienen las rejas cerradas, la gente trata de evitar las zonas con un alto porcentaje de bombardeos y viven asustados. Antes ya no había trabajo, imaginen cómo está la situación ahora.
¿Hay agua y electricidad en la ciudad?
La electricidad no existe desde hace días, el agua va y viene. Esto empeora la situación. Nos encontramos en el umbral de una catástrofe humanitaria.
¿Qué podemos hacer los europeos por la gente de Alepo?
Hay que hacer presión en todos los frentes implicados para detener esta guerra y frenar los misiles que caen encima de la gente. Esta no es una guerra en defensa del pueblo que sufre sino una guerra de codicia. La codicia de muchos países extranjeros que quieren meter sus manos en Siria. Hay que hacer que vuelva la paz, que la gente vuelva a trabajar y a alimentarse por sí misma, que Alepo vuelva a ser un lugar donde el hombre no pierda su dignidad.
¿Qué consiguen hacer en la parroquia por los más pobres?
Repartimos algunas cajas de alimentos, un poco de ayuda sanitaria, porque no hay asistencia médica. Ofrecemos también un apoyo de oración mediante la palabra de Dios y los sacramentos. Aquí ya no hay una sola familia que no haya perdido al menos a una persona víctima de los misiles. Por no hablar de los que han sido secuestrados, mutilados, han perdido su casa o su trabajo, sus negocios e industrias. Un hombre que tenía millones ahora está a punto de ser desahuciado porque no paga la cuota mensual del préstamo bancario.
¿Por qué sigue usted en Alepo?
Porque aquí hay gente que sufre, que necesita apoyo. En primer lugar un apoyo humanitario, y luego un apoyo espiritual. Aquí quedan muchísimos cristianos, y esta gente está desesperada.
Buena suerte, padre Ibrahim.
Más que suerte, necesitamos vuestras oraciones, para que Dios intervenga cuando los hombres ya no pueden hacer nada.