Las inversiones de Irán, de vital importancia para la economía italiana
Hacía nada menos que 16 años que un máximo dirigente iraní no pisaba, no solo suelo italiano, sino también europeo. Y lo ha hecho (porque no es casualidad) tras haberse desbloqueado la relación entre Estados Unidos e Irán. En ese sentido, Irán, siguiendo las palabras de Rohaní, tiene la esperanza de que la inestabilidad que todavía existe en países vecinos (como Afganistán, Irak, Libia o Siria) termine y, a ser posible, por medio de una solución política y no militar.
Pero lo más importante para Italia, como también para Francia, son las intenciones inversoras de Irán en territorio europeo. Porque no debe olvidarse que Irán constituye un mercado potencial formado por 80 millones de habitantes y con importantes necesidades de modernización de sus infraestructuras tras años de escasas inversiones. No hay que olvidar, en ese sentido, que los empresarios europeos quieren recuperar el terreno perdido a causa de las sanciones que han recibido compañías de China, Rusia o Turquía.
Para Italia el asunto es particularmente importante porque antes de las sanciones contra Irán, Italia era el primer socio comercial y económico de este país asiático, con unos intercambios de 7.000 millones de euros anuales. Ahora, se abren nuevas perspectivas, entre las que destacan un oleoducto de 2.000 kilómetros valorado entre 3.600 y 4.300 millones a cargo del grupo Saipem (que es subsidiario de la empresa italiana Eni), y también varios acuerdos de la acerería Danieli por importe de unos 5.250 millones de euros. A lo que habría que añadir la posibilidad de que el gigante de la energía Enel pudiera realizar estudios en territorio iraní para invertir en energías renovables.
Lo más llamativo es que, aunque Italia era en su momento el primer socio económico de Irán, el país que más beneficiado puede salir de todo esto es la vecina Francia, ya que Irán necesita renovar por completo su flota aeronaútica. Según las autoridades iraníes, su país puede necesitar entre 400 y 500 aviones con los que poder sustituir los 150 aparatos con los que cuenta en la actualidad: la necesidad de este tipo de aviones es tan perentoria que el Domingo 24 de enero el Ministro de Transportes iraní anunció que llevaban 10 meses negociando la compra de 114 aviones de la compañía europea Airbus.
Sin embargo, no todo es aparentemente tan fácil para que estas inversiones se conviertan en una realidad, ya que, de momento, los principales bancos europeos se muestran reticentes a gestionar los pagos de Irán. No debe olvidarse que la Reserva Federal norteamericana ha distribuido un documento en el que explica que los bancos europeos pueden trabajar con Irán siempre que se evite a ciertas entidades e indviduos que aún están en la lista de sancionados por su vinculación al terrorismo o a la violación de los derechos más fundamentales. Y es que, en ocasiones, puede resultar difícil saber quién es el destinatario último de los bienes contratados.
Lo cierto es que las autoridades italianas han echado el resto y, además de tapar las citadas obras de arte que pueden dañar los sentimientos del máximo mandatario iraní, se ha retirado también el vino que en principio debía estar presente en la comida que Rohaní va a realizar con el Presidente Mattarella y en la cena con el Primer Ministro Renzi. Rohaní, por cierto, también fue recibido por el Papa Francisco, quien, no debe olvidarse, durante su visita a la Asamblea General de la ONU (Nueva York, Estados Unidos) en septiembre de 2015 apoyó públicamente el pacto nuclear entre la Administración norteamericana y la iraní. En definitiva, todo un balón de oxígeno para Matteo Renzi en caso de que fructifiquen las negociaciones.