Frente al régimen venezolano
La oposición venezolana se encuentra ante la perspectiva de tener que enfrentarse al régimen, una vez más, en situación de desventaja. En efecto, Maduro, Cabello y la alta dirigencia del partido de gobierno tienen claro propósito de liquidar el sistema democrático. Algunas de las principales características de un régimen dictatorial son evidentes en la actualidad: la dictadura es una forma de gobierno en la cual el poder se concentra en un individuo o en una elite. Se caracteriza por la ausencia de separación de poderes. El mando se ejerce arbitrariamente para beneficiar a quienes lo apoyan y todo se hace en función de evitar que la oposición pueda llegar a ejercer el poder.
Para lograr la paz, la libertad, la solidaridad, la estabilidad, el desarrollo de la República y la consolidación de los valores democráticos, es necesario restablecer el orden democrático. La democracia a la que aspiramos es la de carácter representativo y alternativo, con crecimiento económico y desarrollo social basados en la justicia y la equidad. La dictadura se debe conducir a la amenaza que más teme: el elector ante la soberana soledad de su voto secreto. Las elecciones vienen a ser la salida aceptable para todos.
Pero se debe dejar a un lado la ingenuidad. El régimen no tiene la voluntad de desprenderse del poder. Entre otras razones, porque teme que con su salida se llegue a conocer buena parte de los desmanes de todo tipo que el grupo ha realizado. Por ello, pueden presentarse los siguientes escenarios: 1) la oposición triunfa y se le reconoce la victoria, 2) la dictadura obtiene el triunfo mediante el fraude o por el despliegue de enorme coacción contra los votantes; 3) gana la oposición, pero el gobierno le arrebata el triunfo por la fuerza.
Es deber ineludible de la oposición, vale decir de la Mesa de la Unidad, estar preparada para cualquiera de estos escenarios. Hay que recordar las amenazas de Maduro y Cabello, para cuando llegue el triunfo de la oposición. Siempre se han ufanado, desde Chávez hasta ahora, de que la revolución está armada y cuenta con miembros del alto mando militar, que dicen estar al servicio de la revolución bolivariana. Las dictaduras siempre “temen” un eventual golpe militar. El llamado a elecciones en medio de un estado de excepción en varios estados no es precisamente una puerta abierta al diálogo, pero es una rendija que debe ser utilizada. La abstención es una traición.