Mariano sin Jaime está en serio peligro

España · Fernando de Haro
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10 diciembre 2008
Las elecciones europeas pueden ser el foso que hunda a Rajoy o el trampolín que le permita llegar a 2012. Las dos primeras citas electorales de 2009, las autonómicas vascas y gallegas de primavera, van a ser sin duda decisivas. Si en esas dos convocatorias se produce un descalabro sin precedentes, la crisis del PP se podría precipitar. Pero si en Galicia el PP repite resultados y se queda a poco de la mayoría absoluta y en el País Vasco Basagoiti mantiene el tipo, la continuidad del liderazgo de Rajoy se dirimirá en junio, en la convocatoria europea.

En Génova no lo tienen nada fácil para esa cita. Puede ser la ocasión que muchos votantes utilicen para mostrar su descontento con un PP que, a pesar de la crisis, no es capaz de hacer una oposición responsable en cuestiones de Estado pero  contundente para desgastar al Gobierno. Muchos electores habituales del PP, que piensan que en el Parlamento Europeo en realidad no se decide nada y que no tienen otra ocasión para mostrar su descontento de otro modo, pueden aprovechar el momento para mandar el serio aviso de que su voto no es cautivo.

Hay descontentos por muchos motivos: por las esperanzas frustradas en las generales de marzo pasado, por el bajo perfil del nuevo equipo de Rajoy, por la falta de claridad en cuestiones relacionadas con la familia, la protección de la vida o los ataques laicistas que protagoniza el Gobierno. Esos votantes habituales pueden optar o por la abstención o por apoyar a la emergente UPyD. En el partido de Rosa Díez extrapolan estos días los datos del CIS de noviembre que le dan una intención de voto del 2,9 por ciento, lo que supone casi triplicar los 300.000 votos que obtuvieron en las generales de marzo. Si se cumple ese pronóstico, el nuevo partido podría obtener en tres y cuatro eurodiputados. Están convencidos de que la febril actividad de su líder y sus intervenciones en el Congreso de los Diputados le han permitido romper "la espiral del silencio" que pesaba sobre ella. Se confirmaría así el extraño fenómeno de una derecha sociológica nada cercana a la sensibilidad de izquierdas y laicista de Rosa Díez que la acabaría votando porque defiende con firmeza el modelo territorial de la Constitución del 78. Ya sucedió en las generales.

La mejor opción que Rajoy tiene de frenar ese avance de UPyD y de movilizar a los votantes desencantados es Jaime Mayor Oreja. El drama es que el PP ha acabado "comprando" el mensaje que tras las elecciones autonómicas vascas de 2001 fabricó Juan Luis Cebrián: la idea de que Mayor Oreja es un candidato gastado que no hizo posible la victoria de los constitucionalistas y que no sirve para ganar elecciones. Es un  estereotipo que se superpone a la realidad y a los datos.

En 2001 Mayor Oreja propició en el País Vasco los mejores resultados que ha tenido el constitucionalismo en su historia, consiguió para su partido un 23 por ciento de los votos. Y cuando ya le habían intentado "destruir", con el sambenito de que era un político terminado, en las europeas de 2004 volvió a obtener unos resultados que mejoraban en tres puntos y medio los de Rajoy en las generales. Con el partido hecho unos zorros consiguió, poco después de que Rajoy obtuviera un 37,7 por ciento de los votos, subir hasta un 41,2 por ciento.

Mayor Oreja gana elecciones, mejora los resultados y al final eso es lo que cuenta en política. Mucho más que la estrategia imprecisa de conseguir un partido "más simpático", que al final parece traducirse en no decir nunca casi nada y alejarse de los que expresan sus certezas en público. Se han barajado en Génova los nombres de Alberto Ruiz Gallardón y Javier Arenas. Algunas de las actuales eurodiputadas también han sonado. Ninguna tiene tirón suficiente. Gallardón no quiere ir a Europa y es de los pocos que puede decir que no. Nombrar a Arenas sería deshacer todo el trabajo que se ha hecho en Andalucía y sin el avance en Andalucía el PP no puede ganar terreno para las generales. Mayor Oreja es el mejor candidato para que las europeas no sean ¿la última bofetada electoral? para Rajoy.

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