´Siempre se debe pactar sabiendo que partimos de posiciones diferentes, y con respeto´
El próximo fin de semana deciden en Budapest quién va a estar al frente de los socialistas europeos, ¿cómo va su candidatura?
Acabo de estar en el congreso del partido socialista francés y hablar con los líderes de otros partidos. Yo estoy haciendo campaña activamente, y el cuerpo electoral son 400 personas que representan a los partidos miembros de los 28 estados y también de otros países asociados, como Noruega, por ejemplo. Estamos trabajando ambos, el presidente saliente, el ex primer ministro búlgaro Stanishev, y yo, como diría Simeone, voto a voto.
En el Parlamento europeo, en Alemania, ha habido acuerdos entre los socialdemócratas y el centro derecho, o los demócrata-cristianos. ¿No cree que en España sería conveniente algo parecido?
En el Parlamento europeo lo que ha habido es un acuerdo entre básicamente el Partido Popular Europeo y el Partido Socialista Europeo para que el voto popular fuera respectado, es decir, que fuera el primer candidato a la presidencia de la Comisión el que quedara primero, con la condición de que fuera capaz de crear una mayoría. Una mayoría no es un gobierno de coalición, porque en la Comisión a los comisarios los propone cada país, así que hay comisarios de todos los partidos. Son dos condiciones. Lo que hay es una mayoría europea, pro-europea, que lleva a que el PPE, el PSE y el Grupo Liberal voten el programa de la Comisión Juncker, pero no es una gran coalición. Es una mayoría pro-europea.
En España en este momento tenemos un partido mayoritario que no ha tenido ninguna voluntad de pactar cosas importantes, como la reforma de la Constitución, con otras fuerzas políticas. Yo creo que se podría hablar. Yo estuve en la Transición. Allí fuimos capaces, cuando se trataba de poner las normas fundamentales y las grandes vigas del Estado, de llegar a un acuerdo con UCD, que el PP no estaba entonces, y que era un partido mucho más abierto y flexible. Fuimos capaces de pactar en circunstancias muy difíciles las leyes orgánicas, lo cual no quitó para que hubiera, como es lógico en política, una voluntad del partido socialista de entonces de conseguir ganar con una alternativa. Pero eso forma parte de la democracia. Cuando usted hace esta pregunta en relación con España, yo creo que sí sería muy bueno actualizar la Constitución. Que es la primera vez que podemos reformar una Constitución en dos siglos. Pero no hay esa voluntad de momento, veremos a ver.
En Europa la posición del partido socialista ha sido bastante clara a la hora de distanciarse de todas las formas de populismo que han surgido en Europa en los últimos años, de izquierdas y de derechas. Pero ahora parece sin embargo que en España el partido socialista se acerca a la forma de populismo que tenemos aquí. ¿A usted qué le parece?
Formas de populismo hay muchas. El PSOE está hablando con todos los partidos. El PSOE precisamente es la única fuerza que puede hablar a la izquierda y a la derecha. Habrá que ver en qué medida aquellos que tienen los votos, los llamados partidos emergentes, son capaces de hacer políticas responsables. Yo no creo que sea una fuerza o la única fuerza la que puede tener la calificación de populista en España. En eso no coincido. Evidentemente hay diferencias importantes pero también se puede aplicar a otras fuerzas políticas.
¿Pero a usted le parece bien que la socialdemocracia española gire 180 grados como le ha pedido Podemos para acercarse a esos postulados?
Eso de los giros de 180 grados, en política hay que mirarlo de frente, porque si usted gira 180 grados lo que se ve es el trasero. Cada uno debe hablar y pactar conforme a su filosofía. Lo mejor es dejar de dar tantas vueltas y empezar a hablar de lo que interesa en este momento a los ciudadanos, en las elecciones que han sido municipales y autonómicas: cómo se limpian las ciudades, cómo se recoge la basura, cómo se atiende en las escuelas… Ese es el tema. Lo otro está muy bien para hacer una gracieta en un momento dado, pero a mí no me gusta darle el trasero a los demás.
O sea, que lo de Podemos sería una gracieta con los 180 grados.
Yo creo que sí, sobre todo cuando ellos han girado tanto. Que utilicen argumentos un poco más inteligentes y mejores. Yo he pactado mucho en Europa y en España, y siempre se debe pactar sabiendo que se pacta a partir de posiciones diferentes, y sobre todo respetando. Esta historia de que yo llego y aquí soy el dueño del salón… ya ve usted cómo están bajando los humos.
¿Cuál debería ser la seña de identidad de la socialdemocracia europea en este momento? En Francia, Valls tiene que aprobar unas medidas de ajusta; vemos que en Reino Unido el modelo europeo está en cuestión y los laboristas allí encuentran difícil su identidad. ¿Cuáles pueden ser los rasgos de una socialdemocracia para los próximos años?
Hay una cosa que tenemos desde la primera Internacional, de mediados del siglo XIX, que sigue siendo válida. Nosotros queremos la emancipación de la humanidad. Ese es un programa muy ambicioso que se aplicaba entonces a los trabajadores, a las mujeres, a todos. Evidentemente, como nosotros no solo gestionamos lo existente, siempre tenemos esa ambición y esa aspiración. Concretamente en Europa, y para ser preciso, sí le puedo decir algo que forma parte de nuestro programa en este momento. Nosotros creemos que no se puede hacer solo política de austeridad, que hay que salir de la crisis reforzando los elementos fundamentales de la Unión económica, monetaria, y política. Y eso es un programa de recuperación de la economía, donde el plan de inversiones Juncker, donde los presidentes Hollande, Renzi y muchos otros hemos trabajado y ha conseguido salir adelante; y luego cosas tan importantes como tratar de conseguir un futuro mejor para la juventud, con el tema del empleo juvenil, recuperar los elementos básicos de igualdad que tan dañados se han visto por la crisis en terrenos como la educación, la investigación y la sanidad, etc. En todo ese tipo de cosas estamos muy de acuerdo. Evidentemente hay diferencias, pero son diferencias que nos enriquecen, que no nos plantean un problema de ruptura entre nosotros.